El camino del alumnado migrante hacia la integración, una odisea llena de obstáculos institucionales

Madrid

Ana tiene 13 años y su sueño es ser arquitecta. Vino de Rusia hace menos de un año y ahora ya habla un castellano precario, pero elemental. Nada más llegar, las instituciones académicas la asignaron a un aula en donde convivía con compañeros de nueve nacionalidades distintas, sin compartir clase con nativos. Todos ellos compartían dos cosas: eran migrantes y no sabían español. Teresa Cancelo, una de las profesoras de Ana en el instituto IES Jaime Vera del barrio madrileño de Tetuán explica la situación en el centro: "Aquí es donde la llegada de migrantes que se ve en televisión adquiere rostro".

En España, solo en la Comunidad de Madrid los alumnos migrantes que llegan sin una competencia básica del idioma son derivados a un aula de enlace independiente de la clase ordinaria donde imparten clase los demás alumnos. La idea consiste en que en 9 meses, ampliables a 15 en casos especiales, aprendan el idioma mediante clases intensivas de español. Pero este método, según Pedro González de Molina autor del informe de CC OO Segregación escolar, un problema de justicia social sin resolver, incide en la segregación del alumnado migrante: "La socialización es un factor clave en el aprendizaje del idioma y derivándolos a un aula independiente se dificulta la interrelación con los alumnos que hablan español".

En las demás Comunidades Autónomas los alumnos migrantes no son derivados a un aula ad hoc de forma permanente. Permanecen en su clase de referencia, con los demás estudiantes, salvo unas horas lectivas a la semana en las que reciben clases intensivas de castellano. De esta forma, apunta González de Molina, se favorece la integración y mediante la socialización con alumnos nativos también se mejora en el aprendizaje del idioma.

Tanto Ana como su compañero Murilo, preguntados por sus amistades, admitieron que en ese primer curso en el aula de enlace no acabaron de hacer muchos amigos que hablaran español. Pero ahora, que ya se han incorporado al aula ordinaria, han empezado a relacionarse más con compañeros que hablan castellano.

La precarización de las aulas enlace: se superan los ratios de alumnado y falta de financiación

El último año con datos disponibles, el 2023, había 133 aulas de enlace distribuidas por toda la Comunidad de Madrid. Con la ley sobre la mano solo puede haber 12 alumnos por clase. Pero varios profesores del instituto Jaime Vera, de matrícula abierta durante todo el año, cuentan que es habitual que esa ratio máxima se supere. Y la precariedad del servicio no se queda ahí. Los profesores tienen que gestionar una clase de alumnos entre 12 y 16 años, de hasta 10 nacionalidades distintas y con circunstancias personales muchas veces complicadas. Para algunos de los alumnos es incluso la primera vez que están escolarizados, pero hay otros —generalmente los alumnos chinos o rusos, según los profesores —que parten con un buen nivel educativo.

La gestión de esa diversidad de casos hace que el profesorado, como apunta la tutora del aula de enlace del Jaime Vera, Beatriz Castejón: "Muchos días nos vamos frustrados porque podríamos haber hecho las cosas de forma diferente, pero es imposible que una persona pueda gestionar a 12 personas que vienen de culturas y realidades personales totalmente distintas".

Aun así hay algo, que las 17 Comunidades Autónomas comparten, según González de Molina, la falta de financiación: "Este tipo de alumnado [el migrante] que cuesta dinero porque va a estar escolarizado bastante tiempo para adquirir competencias básicas es un alumnado que no interesa".

Los datos reflejan esa brecha entre el alumnado migrante y el nativo. Un tercio de los ocho millones de alumnos que estudian en los colegios son ya migrantes. Y la falta de herramientas en educación hacen, como apuntó el último informe PISA (2022), los estudiantes migrantes tienen el doble de posibilidades de repetir curso que un nativo.