Ramoneda define el discurso de Feijóo como una "exhibición de impotencia": "No propone soluciones concretas, pide devoción para la defensa de España"

Madrid

Alberto Núñez Feijóo cerró el año político descartando una repetición electoral en Extremadura y apostando claramente por un acuerdo entre el PP y Vox, sin excluir un Gobierno conjunto. En su comparecencia de balance en la sede de Génova, el líder popular dejó claro que su objetivo es facilitar la investidura de María Guardiola y que, para ello, hablará con Santiago Abascal cuando "se sedimenten" los resultados. Feijóo defendió que forzar nuevas elecciones sería "una falta de respeto a los extremeños" y advirtió de que, si se producen, será por "responsabilidad" de Vox.

El tono conciliador del presidente del PP responde a una realidad política que va más allá de Extremadura. Feijóo es consciente de la dependencia de los votos de la extrema derecha puede repetirse tras las elecciones autonómicas previstas para 2026 en Aragón, Castilla y León y Andalucía. En ese contexto, el líder popular ha dejado abiertas todas las opciones salvo la repetición electoral, incluida la de un Ejecutivo de coalición, una posibilidad que dentro del PP algunos defienden como vía para desgastar a Vox desde la gestión.

Esta estrategia ha sido duramente cuestionada en El Abierto de Hoy por Hoy. Josep Ramoneda ha pronunciado un retrato muy crítico del liderazgo de Feijóo. "Lo que hace es seguir la corriente de las derechas europeas", ha afirmado, subrayando que durante toda la legislatura "no le conocemos una idea política propia".

A su juicio, el líder del PP se ha limitado "sistemáticamente a la destrucción", centrada además en la figura de Pedro Sánchez, sin ofrecer "una alternativa que responda a los problemas de este país como la vivienda o la inmigración".

Ramoneda ha puesto el foco en el lema elegido por Feijóo -Toma partido por España- como síntoma de esa ausencia de propuestas. "Más explícito, imposible. Solo pide la devoción necesaria para defender la nación española que podría sentirse amenazada", ha señalado.

Para el analista, este giro es "absolutamente ridículo" porque supone "una exhibición de impotencia". "No es que el PP lleve a Vox a su terreno, es que Vox ha llevado al PP al suyo", ha concluido, advirtiendo de que se trata de un problema extendido en Europa al que "las derechas democráticas no pueden resignarse en dejarse arrastrar por esa corriente".

También se sumaron a las críticas Elisa de la Nuez y Eduardo Madina. De la Nuez ha apuntado que el cambio de actitud del PP responde también a un cálculo electoral. "Ya se da por sentado que habrá acuerdos del PP con Vox, pero es que el PP ha perdido el temor porque piensa que su electorado también lo ha perdido", ha explicado.

Eduardo Madina, por su parte, ha hecho hincapié en los límites institucionales de la extrema derecha. "Vox es un partido que grita mejor que gobierna", ha afirmado, con "un discurso con la fiebre alta, muy gritón y de palabras gruesas", que a su juicio "no es compatible con el proceso institucional".