Charito, 100 años de vida acompañada de la radio
Esta vecina de Patones de Arriba (Madrid) celebra el centenario el mismo año en que lo hace la SER y es la protagonista del gatopardo de 'El Faro'
La radio cumple 100 años y Charito Testa también. Nació un 23 de abril de 1924 en el Bilbao industrial y lleno de hollín por los altos hornos. Hija de padre gallego y madre burgalesa, los recuerdos de su infancia transcurren entre el cuidado de la vaca retinta color crema de sus abuelos y las visitas con su padre cada quince días al antiguo estadio San Mamés para ver los partidos del Athletic Club.
La radio tardó mucho tiempo en entrar a su casa y cuando llegó, no lo hizo con buen pie. Su padre no estaba convencido de comprar una radio porque "las niñas se iban a entretener". Y tenía razón. La primera noche, las cuatro hermanas se quedaron en vela esperando a que sonara la música de las Canciones dedicadas tras una larga retahíla de felicitaciones de cumpleaños. "Fuimos las más felices del mundo. No te puedo explicar la satisfacción que nos produjo a nosotras la radio", ha contado a Mara Torres en El Faro.
El 17 de julio de 1936 dio la casualidad de que Charito y su familia estaban visitando a sus abuelos maternos, que vivían en un pueblecito de Burgos llamado San Pelayo, a tan solo 15 kilómetros de la que sería la línea de fuego. Allí permanecieron hasta el final de la Guerra Civil, escondidos entre los helechos del monte o en refugios improvisados en los que se reunían todos los vecinos.
Su padre, votante de derechas, estuvo encarcelado en Santander a espera de fusilamiento prácticamente desde el inicio del conflicto. Pero eso no llegó a suceder gracias a sus habilidades de carpintero. Se ganó el favor de los milicianos transformando las tallas de santos de madera de las iglesias en petacas.
Pasada la guerra y ya de vuelta en Bilbao, le surgió la oportunidad de viajar a Madrid a la boda de su prima, que se casaba con Paco Cantalejo, una de las voces del NO-DO. Allí conoció a "un madrileño poquita cosa" que la sacó a bailar en los Salones Casablanca. Luis Aycart no solo se convertiría en su marido, sino también en uno de los podólogos más famosos de España.
El día de Reyes de 1965 cambió la vida de Charito. Luis y ella visitaron el pueblo de Patones de Arriba (Madrid) por primera vez. “Los dos nos enamoramos en el momento. No tenía luz, ni agua, ni alcantarillado... estaba abandonado completamente. Pero nos gustó tanto que fuimos a ver si nos vendían una casa”.
La lucha constante de Charito por ver avances en Patones de Arriba y conseguir un parking para los turistas que vienen de visita, la llevó a meterse en política a los 95 años. Su partido, Abuelas por patones, alcanzó un 45% de los votos en las elecciones de 2019 dando a Charito un puesto como concejal en el Ayuntamiento. A los cien ha tenido una celebración de lo más peculiar, en una entrevista con un medio que cumple los mismos años que ella, la radio.