Ni para rellenar ni por capricho: esta es la función de las piedras de las vías del tren
Dichas piedras son conocidas como balasto
Un tren. / Anadolu
Las vías del tren son una imagen icónica del transporte ferroviario, y una característica común que a menudo pasa desapercibida son las piedras que rodean y sostienen los rieles. Estas piedras, conocidas como balasto, no están allí por casualidad ni por razones estéticas. Su presencia es fundamental para el funcionamiento seguro y eficiente del sistema ferroviario.
El balasto es una capa de piedras trituradas de tamaño uniforme, generalmente de entre 3 y 6 centímetros, fabricadas a partir de materiales como granito, basalto o cuarcita. Su función principal es distribuir el peso de los trenes sobre el terreno, evitando que las vías se hundan en suelos inestables o blandos.
Una de las funciones más importantes del balasto es proporcionar estabilidad estructural a las vías del tren. Al trabajar en conjunto mediante fricción, las piedras del balasto dispersan las cargas que genera el peso de los trenes, asegurando que las vías se mantengan alineadas y no se deformen. Esto es especialmente crucial en terrenos arcillosos o de poca consistencia, donde las cargas transmitidas pueden superar la capacidad portante de la plataforma.
El paso de un tren produce vibraciones intensas que podrían desgastar las vías y afectar la comodidad de los pasajeros. El balasto actúa como un amortiguador natural, absorbiendo estas vibraciones y mejorando la comodidad de los viajes. Además, ayuda a reducir el ruido generado por el paso de los trenes, lo que contribuye a un entorno más silencioso y agradable tanto para los pasajeros como para las comunidades cercanas a las vías.
Otra de las funciones cruciales del balasto es actuar como un sistema de drenaje natural. Facilita que el agua de lluvia se filtre hacia el suelo, evitando inundaciones y la acumulación de humedad que podría debilitar las vías.
El balasto también desempeña un papel importante en la prevención del crecimiento de vegetación en las vías del tren. Las piedras crean un entorno inhóspito para las plantas, evitando que las raíces crezcan y desestabilicen la estructura de las vías.
