Un enorme iceberg se desprende y revela un ecosistema centenario oculto
Investigadores han estudiado una zona que había sido inaccesible para el ser humano hasta ahora

Imagen de stock de un iceberg / Kelly Cheng Travel Photography

Hace poco más de un mes, NASA Earth Observatory informaba sobre el viaje que estaba haciendo un nuevo iceberg, bautizado como A-84, que le llevó a recorrer hasta 250 kilómetros entre el 15 de enero y el 15 de febrero de 2025, el cual se pudo ver gráficamente gracias a la animación que crearon con imágenes satelitales recogidas de los instrumentos MODIS (Espectrorradiómetro de Imágenes de Resolución Moderada) de los satélites Terra y Aqua de la NASA, así como del VIIRS (Conjunto de Radiómetros de Imágenes Infrarrojas Visibles) del satélite Suomi NPP.
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Comentaron que, a finales de 2024, observaron "una grieta en el remanente de la barrera de hielo Jorge VI, pero el futuro iceberg todavía estaba rodeado por el hielo marino en la entrada de Ronne, la bahía que linda con el extremo sur de la plataforma", y para enero de este año, "la mayor parte del hielo marino estacional se había derretido y las corrientes oceánicas arrastraron el nuevo iceberg", que ha estado rebotando en partes de la costa antártica durante gran cantidad del verano austral que se da en el hemisferio sur.
El Centro Nacional de Hielo de Estados Unidos apuntó que el iceberg mide unos 30 kilómetros de largo y 17 kilómetros de ancho, teniendo una superficie cercana al tamaño de Chicago. Una vez conocido su desprendimiento y movimiento, un equipo de investigadores que iba a bordo del R/V Falkor del Instituto Oceanográfico Schmidt modificó sus planes y cambió de rumbo para estudiar la zona, que nunca había sido accesible para los humanos, encontrándose con algunas cosas totalmente sorprendentes.
Un ecosistema enigmático
"Aprovechamos la oportunidad, cambiamos nuestros planes y fuimos a ver qué estaba pasando en las profundidades", explicó en el comunicado Patricia Esquete, investigadora principal del Instituto Oceanográfico Schmidt. Así que, equipados con tecnología avanzada, comenzaron un estudio de ocho días en los que se sumergieron a una profundidad de 1.300 metros, descubriendo corales gigantes, peces de hielo, pulpos y especies enigmáticas, como la 'medusa fantasma' (Stygiomedusa gigantea), lo que les dejó maravillados.
Esquete confesó que no esperaban "encontrar un ecosistema tan hermoso y próspero. A juzgar por el tamaño de los animales, las comunidades que observamos llevan décadas, quizás siglos allí", a pesar de haber estado sepultados bajo el hielo, cosa que dificulta la supervivencia porque normalmente las formas vivas dependen de los nutrientes que se hunden desde la superficie del mar, y aunque aún no han determinado específicamente cómo han podido superar condiciones tan extremas, tienen algunas teorías.
Los investigadores creen que las corrientes oceánicas o el derretimiento de los glaciares pueden haber transportado nutrientes al fondo marino, ayudando a que la vida se hiciera permanente. Ahora, después de esto, planean seguir estudiando los secretos que se esconden sobre la capacidad de supervivencia y adaptación a entornos tan hostiles, así como el intento de conocer mucho más sobre los misterios de las profundidades marinas y oceánicas, de las que se dice que no conocemos ni un tercio de lo que allí se esconde, como afirman en Tieteen Kuvalehti, que se hizo eco de la noticia.

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Miguel Muñoz
(Linares, 1992) Periodista, SEO y redactor en la sección de deportes de la Cadena SER. Graduado en Periodismo...




