Un crucero se enfrenta a olas gigantescas de 12 metros y lo que hacen los pasajeros descoloca a medio mundo

La Antártida está considerada como el laboratorio más grande del mundo, ya que los expertos consiguen encontrar infinidad de resultados para sus investigaciones, porque lo que pasa allí tiene eco en todo el planeta. Son muchos los países que tienen instaladas bases de investigación y España es uno de ellos, en concreto son dos, como explicó Miguel Ángel Ojeda, Jefe de Logística de la Campaña Antártica Española del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), a Radio Tenerife de Cadena SER.

Una de ellas es la base Juan Carlos I, situada en la isla de Livingston, donde "hay un observatorio astrofísico y otro geomagnético" y se trabaja concretamente en estudios de glaciares, mientras que la base Gabriel de Castilla se focaliza en la geotermia y vulcanología en la isla de Decepción. "Es una isla con un volcán activo, este año hay un proyecto para determinar cómo usar la energía geotérmica para alimentar equipos que se quedan trabajando ahí en invierno", comentaba Ojeda, que para llegar a estos puntos tiene que vivir auténticas odiseas.

Explicó que la organización de una expedición "empieza justo cuando termina la anterior, un año antes prácticamente" y deben realizarse durante el verano austral, desde el mes de diciembre hasta bien entrado marzo, además, "se debe organizar con tiempo, no es posible hacerlo solo con los medios que tiene España". Después, hay que subirse al Buque de Investigación Oceanográfico 'Hespérides' de la Armada Española para recorrer unos 12.000 kilómetros de distancia para llegar a las dos bases que tiene nuestro país.

Pero esa travesía no solamente tiene la dificultad de la gran distancia a recorrer, sino que esconde sorpresas en un mar que azota con fuerza a todo aquel que quiere llegar a la Antártida, pues hay que pasar por un lugar que está marcado en rojo en todos los cuadernos de bitácoras. Este es el Pasaje de Drake, una zona de paso llena de fuertes ráfagas de viento, nieve y donde podemos encontrar olas de hasta 10 o 12 metros de altura, y todo ello hay que aguantarlo durante al menos dos días.

Aventureros buscan a Drake

Este estrecho está ubicado entre América del Sur y la Antártida y posiblemente sea una de las zonas con las aguas más agitadas del mundo, de hecho, es probable que sea el top mundial, y es un reclamo para muchas personas que buscan la adrenalina en sus vidas, aunque hay que estar muy preparado para esa 'montaña rusa'. "No hay que pagar entrada a la Antártida, el precio es el del Pasaje de Drake", decía en 2015 sobre este sitio el portal 'Travelbook', según recoge t-online.

De esta forma, hay una serie de servicios que pueden contratarse para subirse a barcos de expedición que se dirigen específicamente a los turistas de aventura, en viajes que son algo caros, pues van desde los 8.800 euros. Aún así, hay más gente de la que cabría pensar que se dispone a encarar esta peligrosa zona de paso y consiguen captar lo que allí viven para mostrarlo en redes sociales, como ha sido el caso de la blogger de viajes Lesly Ann Murphy, que definió la experiencia como un viaje en montaña rusa de 48 horas.

Y es que Murphy considera este el "viaje de mi vida", tal y como escribió sobre él en su perfil de Instagram, donde cuenta con 397.000 seguidores. En el vídeo publicado se pueden ver las gigantescas olas que azotan las ventanas panorámicas mientras los pasajeros intentan mantenerse en pie con poco éxito por el empuje que reciben contra las paredes, es más, se puede observar cómo uno de ellos se desliza por un comedor mientras está sentado en el suelo.

La blogger expuso que les pidieron que todos permanecieran en sus camarotes durante toda una tarde por seguridad, pero aún con eso explica pudo hablar con sus amigos por teléfono y se lo pasó en grande, aprendiendo en esta experiencia de montaña rusa de dos días que realmente ella no se marea, pues si no lo hizo allí no cree que vaya hacerlo en otro lugar. Y, a pesar de las condiciones extremas y la peligrosidad, considera que el viaje "valió absolutamente la pena".