Los profesores de Harvard alertan del trágico destino de estos monos por las medidas de Donald Trump
Una guerra abierta entre la prestigiosa universidad y la administración Trump puede tener consecuencias devastadoras
Mono agarrando a un cuidador / N_u_T
La administración Trump sigue tomando decisiones controvertidas que han llevado a que algunas de las instituciones más prestigiosas del mundo hayan alzado la voz. El pasado 11 de abril, la Universidad de Harvard desafiaba la lista de demandas del presidente estadounidense que incluía entregar datos de admisiones y contrataciones, abolir los programas de diversidad y cumplir con las órdenes federales respecto a los estudiantes extranjeros, según el gobierno, para frenar la discriminación antisemita contra estudiantes judíos o la discriminación deportiva contra atletas femeninas.
Sin embargo, sus detractores han definido estas peticiones como antipalestinas y antitransgénero. Y ese desafío tuvo una respuesta inmediata: Trump paralizó 2.000 millones de dólares en fondos federales para proyectos que se llevan a cabo en la prestigiosa universidad privada. Alan Garber, presidente de Harvard, escribió en una carta abierta que "ningún gobierno, independientemente del partido que esté en el poder, debería dictar qué pueden enseñar las universidades privadas, a quiénes pueden admitir y contratar, y qué áreas de estudio e investigación pueden seguir".
El contraataque de la institución educativa fue la de emitir una orden de suspensión de trabajos de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) que, de no desbloquearse la situación, duraría al menos 90 días. "La declaración de Harvard de hoy refuerza la preocupante mentalidad de derecho que es endémica en las universidades y colegios más prestigiosos de nuestro país: que la inversión federal no viene con la responsabilidad de defender las leyes de derechos civiles", manifestaba grupo de trabajo sobre antisemitismo de Trump.
Harvard Yard at Harvard University, Cambridge, Massachusetts / Anadolu
Harvard Yard at Harvard University, Cambridge, Massachusetts / Anadolu
Consecuencias devastadoras
Pero esta congelación de fondos no solo afecta a las investigaciones y el desarrollo de la ciencia, sino que puede cobrarse bastantes vidas. Sarah Fortune, científica principal de un prometedor estudio sobre la tuberculosis, está inmersa en contrato de 60 millones de dólares con los NIH que incluía el estudio de los efectos de las vacunas contra la enfermedad mortal en macacos, y ahora que se ha paralizado la financiación podrían ser sacrificados por no disponer los medios para su alimentación y cuidado, como explicó al Boston Globe.
La investigadora está en una encrucijada porque "es una gran responsabilidad trabajar con ellos", y sabe que no es la única que se encuentra así. "Cualquiera que tenga estudios en animales en curso... está en consideración de terminar matándolos", señaló, aunque está totalmente de acuerdo con la decisión de Harvard de suspender labores, algo que no han hecho otras universidades como la de Columbia o la Ivy League, que sí cedieron a las presiones gubernamentales y aceptaron una nueva supervisión para su departamento de estudios de Oriente Medio.
El abogado de la Fundación para los Derechos Individuales y la Expresión, Tyler Coward, también se manifestó sobre todo este asunto en el Boston Globe, diciendo que estas retenciones de fondos federales son "abusos ilegales del poder del gobierno", congratulándose de la fuerte oposición de la institución presidida por Alan Garber: "Llevamos diciendo desde que esto empezó que se necesita una institución que defienda sus propios derechos para poner fin a esto". "Afortunadamente, Harvard eligió un camino diferente al de Columbia y está haciendo valer su derecho a mantenerse a salvo de una toma de control hostil por parte del gobierno federal", sentenció Coward.
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