Hacen una pequeña inmersión en costas españolas y emergen con un botín histórico que reescribe la historia de su naufragio
La nave se encuentra a unos 25 metros de profundidad

Un barco hundido. / Ralph White

Un descubrimiento arqueológico sin precedentes ha revelado una nave romana con su carga intacta, datada del siglo I d.C., en las costas de Villajoyosa, Alicante. Este hallazgo promete reescribir la historia del famoso naufragio Bou Ferrer, proporcionando nuevas perspectivas sobre el comercio y la navegación en la antigua Roma.
El barco, identificado como una nave mercante romana, fue encontrado en 1999 por dos buceadores aficionados, José Bou y Antoine Ferrer, durante una inmersión en busca de restos de barcos pesqueros hundidos. La expedición, que inicialmente tenía como objetivo localizar la barca llamada La Barqueta, se convirtió en una aventura histórica cuando el ancla de su embarcación se enganchó en una vasija antigua.
El pecio Bou Ferrer, como se le conoce ahora, es uno de los mayores barcos mercantes romanos encontrados en el Mediterráneo. La nave, que se encuentra a unos 25 metros de profundidad, mide aproximadamente 20 metros de largo y contiene cientos de ánforas perfectamente conservadas. Estas ánforas, del tipo "Dressel 1 B", eran utilizadas para transportar productos como aceite, vino y otros bienes esenciales para el comercio romano.
El descubrimiento del Bou Ferrer es de gran relevancia arqueológica y histórica. Las ánforas encontradas en la nave ofrecen una visión detallada de las rutas comerciales y las técnicas de construcción naval de la época romana.
Las operaciones de identificación y recuperación del pecio Bou Ferrer fueron realizadas utilizando tecnología avanzada, incluyendo sistemas robotizados. Estas herramientas permitieron mapear completamente el sitio arqueológico y recuperar las ánforas y otros artefactos sin causar daños significativos.
La nave mercante Bou Ferrer formaba parte de la flota del annona, el sistema de aprovisionamiento de alimentos de la antigua Roma. Esta flota, gestionada por un prefecto, era esencial para el transporte de grano y otros productos desde provincias lejanas como Egipto y España hasta Roma




