Un historiador revela cuál es la foto más manipulada de la historia mundial: "Llegó demasiado tarde y pronto a la vez"
En el 80.º aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial en Europa, una imagen volvió a ocupar el centro del debate histórico


En el 80.º aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial en Europa, una imagen volvió a ocupar el centro del debate histórico: la fotografía del soldado soviético izando la bandera roja sobre el Reichstag en Berlín. Para el historiador Hanno Hochmuth, del Centro de Investigación de Historia Contemporánea de Potsdam, se trata de “la foto manipulada más famosa de la historia mundial".
"En realidad, esta fotografía llegó demasiado tarde y demasiado pronto", añadió dicho historiador en una entrevista con rbb24. El verdadero asalto al Reichstag tuvo lugar en la noche del 30 de abril al 1 de mayo, un día y medio antes de lo que indican muchas imágenes icónicas. La toma del edificio fue ferozmente disputada: el interior estaba sumido en la oscuridad, los tiroteos eran constantes y el ambiente resultaba extremadamente peligroso. En ese contexto, la escasa visibilidad dificultaba registrar lo ocurrido, ya que cualquier destello —como el de una cámara— habría revelado de inmediato la posición de un soldado a los francotiradores enemigos.
Además, simbólicamente era demasiado pronto para hablar de victoria. La guerra en Europa aún no había terminado: las capitulaciones formales se firmarían días después —el 7 de mayo en Reims y el 8 de mayo en Berlín-Karlshorst—. En Rusia, sin embargo, la fecha oficial sigue siendo el 9 de mayo, ya que para entonces en Moscú ya había pasado la medianoche.
La manipulación no fue accidental. Según el historiador Sven-Felix Kellerhoff, de WELT, la fotografía fue parte de una estrategia propagandística cuidadosamente orquestada por el régimen soviético. El objetivo era crear una imagen poderosa que simbolizara la victoria total sobre el fascismo y reforzara el papel de la URSS como liberadora de Europa.
Uno de los detalles más comentados es la eliminación de un reloj de pulsera en la muñeca del soldado, que aparecía en una versión original de la imagen. Se cree que el reloj fue eliminado para evitar sospechas de saqueo, una práctica común entre soldados en zonas de combate.
Por otro lado, en la imagen se distinguen columnas de humo elevándose sobre la apenas visible Puerta de Brandeburgo, un detalle pensado para sugerir que la fotografía fue tomada en pleno combate. Sin embargo, para cuando se capturó la escena, los enfrentamientos en Berlín ya habían terminado. El propósito era claramente simbólico: transmitir la ilusión de una batalla aún en curso. Curiosamente, el humo se alza justo en la zona donde se encontraba la Cancillería del Reich, bajo la cual se ubicaba el búnker de Hitler, añadiendo un dramatismo cuidadosamente calculado a la composición.




