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Descubren que estos pájaros cantan cada vez menos y montan una reunión para desentrañar el motivo

El procedimiento es muy accesible

Las aves representan para muchas personas un símbolo de libertad y conexión con la naturaleza. Sin embargo, en Alemania, muchas especies autóctonas están en declive. La pérdida de hábitats, el cambio climático y la agricultura intensiva están afectando gravemente a estas especies.

La Unión Alemana para la Conservación de la Naturaleza y la Biodiversidad (NABU) quiere conocer con precisión el estado de nuestras aves urbanas y, con ese objetivo, organiza cada año, durante el segundo fin de semana de mayo, la "Hora de las Aves de Jardín". Se trata de una campaña nacional de ciencia ciudadana en la que se invita a los voluntarios a observar aves durante una hora y enviar sus registros a NABU.

El procedimiento es muy accesible: basta con elegir un punto fijo de observación —como el jardín de casa, un balcón o incluso un rincón de un parque urbano— y anotar todas las aves que se vean o escuchen durante una hora. Un detalle clave: solo se debe registrar el número máximo de individuos de una misma especie vistos simultáneamente.

Por ejemplo, si en un momento observas tres mirlos en el jardín y más tarde solo aparecen dos, el número que debes reportar es tres, evitando así contar a los mismos ejemplares varias veces. Los datos pueden enviarse cómodamente por internet, mediante la app oficial o por correo electrónico. Esta información es valiosísima, ya que ofrece una radiografía actual de la biodiversidad de aves en nuestros entornos cotidianos.

En Alemania, el panorama para las aves nativas es preocupante: el 43 % de las especies reproductoras autóctonas se encuentran en peligro de extinción. Las especies que permanecen todo el año en el país aún mantienen poblaciones relativamente estables. Sin embargo, entre las aves que dependen en gran medida de los insectos para alimentarse o que anidan en construcciones humanas, comienza a notarse una leve pero persistente tendencia a la disminución.

Por un lado, la drástica disminución de la masa de insectos está dejando a muchas aves insectívoras sin su fuente principal de alimento. Por otro, algunas especies que anidan en edificaciones humanas —como las golondrinas— se enfrentan a un rechazo generalizado, ya que sus excrementos no son bien recibidos. Esta percepción negativa lleva, en muchos casos, a la eliminación ilegal de sus nidos, una práctica que agrava aún más su situación y amenaza su supervivencia en entornos urbanos.