La planta que crece sin soportes y regala un jardín espectacular hasta el otoño
Es originaria de Texas y México

Gaura. / wulingyun

Encontrar una planta que combine belleza, resistencia y facilidad de cultivo es casi un milagro. Afortunadamente, existe una planta que reúne todas estas cualidades y despliega su encanto hasta bien entrado el otoño. Se trata de una especie de singular belleza, que no requiere cuidados exigentes y que regala una floración prolongada durante meses. Hablamos de la Gaura.
Originaria de las cálidas tierras de Texas y México, esta planta herbácea perenne pertenece a la familia Onagraceae. Acostumbrada a crecer de forma silvestre en entornos áridos y soleados, destaca por su admirable resistencia a la sequía y su escasa necesidad de cuidados. Sus tallos, finos y flexibles, se sostienen por sí mismos, sin necesidad de soportes, aportando un aire de ligereza y natural elegancia.
A pesar de su aparente delicadeza, los tallos de la Gaura poseen una flexibilidad sorprendente: se inclinan suavemente al compás del viento sin quebrarse, generando un movimiento ondulante lleno de gracia y armonía. Sus hojas lanceoladas, de un verde claro que en algunas variedades adquiere matices púrpuras, conforman un fondo sutil y elegante que realza aún más su floración, ligera en apariencia pero generosa en cantidad.
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Las flores recuerdan a pequeñas mariposas blancas o rosadas que parecen flotar en el aire con cada brisa. Esta evocadora imagen es la que le ha valido uno de sus nombres más poéticos: planta de las mariposas. Ahora bien, veamos cómo brindarle los cuidados adecuados para disfrutar de su esplendor ininterrumpido hasta bien entrado el otoño.
Sin lugar a dudas, una de las virtudes más admiradas de esta planta es su floración incesante, que se prolonga desde finales de mayo hasta bien entrado octubre, e incluso más allá si el clima es benigno. Son pocas las plantas perennes capaces de ofrecer una floración tan abundante y constante. Sus elegantes inflorescencias emergen en lo alto de tallos largos y esbeltos, que pueden alcanzar hasta un metro de altura, elevando su belleza con una presencia ligera pero imponente.




