El secreto mejor guardado de la cocina: un simple corcho de una botella de vino puede cambiarlo todo
Se ha convertido en una práctica cada vez más popular

Corchos de botellas de vino. / NurPhoto

Puede parecer una ocurrencia extraña o incluso un descuido, pero colocar un tapón de corcho dentro del frigorífico se ha convertido en una práctica cada vez más popular entre quienes buscan soluciones naturales y económicas para combatir los malos olores y mejorar la conservación de los alimentos.
El corcho natural, utilizado tradicionalmente para sellar botellas de vino, es un material poroso con una notable capacidad de absorción. Esta propiedad le permite capturar la humedad y los compuestos orgánicos volátiles responsables de los malos olores en espacios cerrados como el frigorífico.
Cuando se coloca un tapón de corcho en una de las baldas del refrigerador, actúa como un pequeño filtro natural. Absorbe los olores que provienen de alimentos en descomposición, frutas demasiado maduras o restos mal almacenados, ayudando a mantener un ambiente más fresco y limpio.
Cómo aplicar el truco correctamente
Para que el método sea eficaz, es importante seguir algunas recomendaciones:
Usar corcho natural: Los tapones sintéticos, comunes en algunos vinos modernos, no tienen las mismas propiedades absorbentes.
Colocar en zonas estratégicas: Se recomienda ubicar el tapón cerca del cajón de frutas y verduras o en la parte trasera del frigorífico, donde suelen concentrarse los olores.
Reemplazar cada semana: Con el tiempo, el corcho se satura y pierde eficacia. Cambiarlo cada 7 a 10 días es lo ideal.
Este truco no reemplaza la limpieza regular del frigorífico, pero sí puede ser un excelente complemento. La limpieza con vinagre blanco o bicarbonato de sodio sigue siendo fundamental para eliminar bacterias y residuos. El corcho actúa como una barrera adicional entre limpiezas, ayudando a mantener el ambiente más agradable.




