Los médicos creían que la joven tenía dolores menstruales hasta que vieron algo del tamaño de una pelota de rugby
Un diagnóstico que tardó más de lo que debería por no darle demasiada importancia
Ilustración ovarios / Carol Yepes
Gemma Parramón, psiquiatra especializada en sesgo feminista de la medicina, habló en 'A vivir que son dos días' de Cadena SER sobre la clave de que muchas enfermedades que afectan a las mujeres se infradiagnostiquen, como es el caso de la endometriosis. La experta manifiesta que "durante siglos, el dolor de las mujeres ha sido minimizado, cuando el primer paso debería ser creer en este sufrimiento y buscar una causa médica real", lo que ha provocado que haya "un enorme vacío de conocimiento sobre cómo se manifiestan las enfermedades en las mujeres". "Han sido sistemáticamente excluidas de la mayoría de ensayos clínicos y estudios observacionales", comentaba.
Y los dolores de la menstruación entran dentro de estos casos. Según los datos de un estudio elaborado entre el Instituto de Gestión de la Innovación y del Conocimiento (INGENIO), centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universitat Politècnica de València (UPV), el Departamento de Matemática Aplicada de la UPV y la University of Western Australia, el 70,9% de las mujeres en España experimenta molestias menstruales prácticamente todos los meses, aunque a pesar de ese alto porcentaje, hasta el 20% de ellas afirma no haber recibido nunca atención ginecológica por ello.
En general, este tipo de dolencias son catalogadas por muchos profesionales sanitarios como normales sin llegar ni tan siquiera a realizar una revisión, algo que se ha demostrado que es un error. Y ya no solo por los dolores en sí, sino porque a veces la menstruación puede no ser la causa real de estos, sino cosas aún más graves que pueden poner en peligro la vida de las personas con solamente subestimar lo que están sintiendo las pacientes. Buena cuenta de ello puede dar una chica de 14 años, la cual experimentó un caso de lo más grave.
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La grave situación de Izzy
En noviembre del pasado año, Izzy empezó a experimentar fuertes dolores de espalda, estómago y constantes vómitos, pero tras acudir a consulta se pensó que simplemente se trataba de unos periodos especialmente dolorosos. Todo empezó a apuntar a que no era así cuando pasaron varias semanas y la chica seguía vomitando, así que sus padres la llevaron a urgencias pensando que quizá se trataba de apendicitis, otra de las opciones que habían barajado los médicos, pero estos rápidamente lo descartaron al llegar. Las razones eran mucho más graves.
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Una resonancia magnética desveló que la joven de 14 años tenía cáncer de ovario en estadio 2. "Los médicos descubrieron una masa del tamaño de una pelota de rugby en su ovario, con un tallo creciendo en el medio, lo que le causaba dolor de espalda", explicaba un amigo de la familia a The Independent, el cual ha iniciado un proceso de recaudación de fondos para ayudarlos con los costes derivados de toda esta situación, que es muy delicada. "El tumor era tan grande que todos sus órganos habían sido empujados hacia atrás y se había adherido a los tejidos de la parte baja de su espalda", dijo.
Así, el pasado mes de marzo Izzy fue sometida a una cirugía para extirparle el tumor, pero todo se complicó. Durante la intervención comenzó a sangrar abundantemente porque el tallo se había adherido a los tejidos de su espalda. "Tuvieron que taponarle el estómago, dejarlo abierto y ponerlo en cuidados intensivos para detener la hemorragia", aseguraba el amigo familiar. Ante tal peligro, la joven fue sometida a un coma inducido durante cinco días para evitar que le saltaran los puntos. Su madre, muy afectada por la situación, lanzó un mensaje en el que reclamaba más atención a este tipo de problemas, porque "oímos hablar de niños con leucemia, pero no de niñas con cáncer de ovario".
