Su hermano la invita a su boda y lo que se encuentra la deja helada: "Me miró como si fuera una aparición"
Esperaba que fuera un día para el recuerdo, pero lo fue negativamente

Ceremonia de una boda / @mr.jerry

Las relaciones entre hermanos pasan por muchas etapas. Compartiendo muchos momentos de pequeños, tomando diferentes caminos en la adolescencia y haciendo sus vidas casi por separado en la adultez podría ser el proceso natural aunque no general, porque cada cual desarrolla su existencia como puede y los condicionantes vitales de cada uno, en temas laborales, relacionales y de muchos más aspectos que hacen que todo cambie hasta que, en el peor de los casos, nos convertimos en desconocidos con un pasado extenso en común.
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Eso es lo que siente una mujer de 45 años que vivió una situación que la dejó algo decepcionada con su hermano el pasado verano, todo por la boda de este. Ella asegura que le alegró mucho la noticia de su enlace, porque aunque no conocía muy bien a su pareja, le parecía simpática y le gustaba que por fin sentara la cabeza. La mujer, que la web Medium que relata la historia la llama ficticiamente Eva, fue sola a la ceremonia que se haría en una granja porque su marido tenía que trabajar y su hijo estaba en un campamento de verano. "Tenía muchas ganas de ver a mi familia, tomar una copa de vino, tal vez bailar. Hacía mucho que no iba sola a ningún sitio", manifestaba.
Todo parecía perfecto al llegar, pero cuando se sentó en la mesa destinada a la familia todo empezó a tornarse en raro. "No fue hasta que llegaron los demás que empecé a darme cuenta de que yo sobraba un poco", comentaba Eva, a quien habían ubicado junto a parientes lejanos con los que no tenía relación y no veía desde hacía años, ni tan siquiera estaba con sus padres, y aunque al principio pensó que tal vez habían confundido las mesas, cuando habló con la futura suegra de su hermano, el malestar se incrementó: "Me preguntó si era su compañera de trabajo. Cuando le dije que era una hermana, me miró como si fuera una aparición".
Conforme iban pasando las horas, Eva se iba sintiendo aún más como una extraña. Después de la ceremonia, su hermano le dijo que casi todo lo había organizado la novia, algo que a ella no le pareció nada extraño, hasta que descubrió que el resto de hermanos de los contrayentes tenían un papel relevante en el enlace e incluso se les había buscado un alojamiento juntos, mientras que ella dormiría "en el ático de la casa de invitados". Pasó el trago sin más comentarios y a la mañana siguiente le dio las gracias por la invitación y volvió a su casa. No sabría más de su hermano hasta semanas después.
Un jarro de agua fría
Tras casi un mes desde la boda, su hermano la llamó para ver si almorzaban algún día y así agradecerle que hubiera ido, pero la mujer de 45 años rechazó su invitación. "Simplemente se lo dije. No mal, solo como un hecho. Que lo sentía. Que no me sentía parte de la familia. Y que sentía que me llevaba allí más por cortesía que por alegría genuina", a lo que él le contestó que "estaba siendo demasiado sensible, que se alegraba de mi presencia, pero que todo lo había planeado principalmente su esposa, que había demasiada gente y que estaban sentados por orden alfabético". Pero ella no le creyó, porque "no se trataba de las sillas ni de dónde dormía".
"Se trataba de que, por primera vez en mi vida, sentí que no era importante para él. No es que esperara gratitud ni un trato especial. Pero ni siquiera hubo un simple gesto humano", manifestaba Eva con pesar y tardaron meses en volver a encontrarse. Esa siguiente vez estuvo con su hermano y su esposa, y aunque afirma que "fue agradable", sigue sintiendo que queda algo pendiente entre ellos, que continúan sin hablar "y probablemente seguirá así". "Somos familia, pero de una manera diferente. Ahora sé que no se puede contar con algunas personas tanto como se desearía", explica con una sensación muy extraña después de lo que tendría que haber sido una alegría.
Aunque con tristeza, Eva se toma esto como una lección de vida que asegura le ha enseñado que "hay quienes te quieren, pero solo hasta cierto punto. En cuanto esperas más, te detienen. Y eso también aplica a los hermanos. Quizás especialmente a ellos". Y es que la boda de su hermano tendría que haber sido un momento de reencuentro para el recuerdo, y es cierto que lo fue, pero no de la manera en la que esperaba esta mujer que se ha llevado una gran decepción familiar que le ha marcado negativamente.




