Una turista sufre una caída, decide volver a casa y acaba detenida en el control del aeropuerto por culpa del accidente

Estaba deseando que llegaran las vacaciones que tanto tiempo llevaba planeando y todo se tornó en una situación de lo más desagradable cuando estaba terminando su estancia. Sandy Rider hizo el viaje con su amiga Susan Hardcastle, uno de ensueño a Grecia donde iban a pasar alrededor de una semana disfrutando del ambiente mediterráneo, conocer toda la historia del lugar y enfrascarse en algunas emocionantes excursiones, pero precisamente en una de ellas tuvo un percance.

Al quinto día de estar allí, después de un gratificante paseo en barco y cuando iban de vuelta a su hotel, la mujer de 67 años tuvo la mala fortuna de caer desde un escalón de más de 20 centímetros de alto, sufriendo graves lesiones en la cara, el cuello, las rodillas y el pecho, por lo que fue trasladada a un hospital cercano donde tuvo que recibir varios puntos de sutura, escribe el medio lituano tv3. El estropicio que se había producido era grande.

Una trabajadora del NHS manifestó que la mujer estaba "devastada" y "conmocionada" al mirarse en el espejo y casi no podía reconocerse. "Me llevé la peor parte de la caída. Estaba charlando mientras caminaba y de repente estaba en el suelo. Caí antes de que pudiera pensar en extender las manos. Me dolió mucho al caer al suelo. Me raspé el pecho, el codo y el hombro. Todavía me duelen las rodillas", dijo Sandy en declaraciones recogidas por Mirror. Ahí comenzó una historia de gratitud y problemas.

El aeropuerto, un problema

A pesar del grave accidente, Rider comentó que la atención que le brindaron las personas que se encontró le llenó el corazón. "La gente me pasaba pañuelos porque estaba cubierta de sangre. Una señora griega se acercó en coche y me dio su suéter para que absorbiera la sangre. Luego me llevó al centro médico. Ojalá pudiera agradecerle", afirmaba la mujer, que incluso llegó a intentar localizarla después a través de un mensaje en Facebook pidiendo ayuda para dar con ella.

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Y eso no es todo, sino que como tuvo que ir al hospital, asegura que el taxista la espero fuera durante más de dos horas y no paraba de entrar para preguntar cómo estaba y traducir: "Todos fueron increíbles". Pero el trauma del golpe no terminó ahí. "Mi cara no estaba tan mal hasta el día siguiente, cuando empezaron los moretones y la hinchazón. Cuando me miré al espejo, quedé devastada. Estaba totalmente en shock. Estaba hinchada, morada y azulada, y tuve que usar un collarín durante cuatro días", además, tenía algo de culpa.

"No dejaba de pensar que le había arruinado las vacaciones a mi amiga. No podía hacer snorkel ni tomar el sol. Por suerte, solo nos quedaba un día", además, explica que llamó a sus dos hijos para informarles y cuando la vieron se asustaron tanto que querían tomar un vuelo para ir a por ella y ni tan siquiera dejaron que su nieta la viera por si le daba miedo. Tal era su estado, que una vez acabada su estancia en Grecia y teniendo que volver a casa, tuvo ciertos problemas en el aeropuerto porque no la reconocían.

La mujer explica que "en el Reino Unido, tuve que pasar por el control fronterizo porque no podían reconocerme con mi pasaporte debido a los moretones y la hinchazón", lo que le generó otro quebradero de cabeza hasta que pudieron desbloquear la situación y por fin pudo llegar a su hogar para descansar y olvidar lo ocurrido, aunque Sandy Rider se queda con lo bueno: "Estábamos deseando que llegaran las vacaciones. Fueron un regalo especial y, hasta entonces, todo fue maravilloso".