Una abuela pinta piedrecitas rojas en verano y las pone en el jardín: la razón es para quitarse el sombrero

En un pequeño jardín del norte de Europa, una abuela ha captado la atención de miles de personas con una práctica tan sencilla como efectiva: pintar pequeñas piedras de color rojo y distribuirlas entre sus plantas de fresa. Lo que a primera vista podría parecer una actividad decorativa o incluso infantil, es en realidad una estrategia brillante para proteger su cosecha de los depredadores más comunes del huerto.

La historia, que se ha viralizado recientemente en redes sociales, fue compartida por una usuaria que descubrió el truco al ver una fotografía acompañada de una breve explicación. En ella, se mostraban varias piedras redondeadas, pintadas de un rojo intenso, colocadas cuidadosamente entre las plantas de fresa. El objetivo: engañar a los pájaros.

Los pájaros, especialmente los mirlos y otras aves frugívoras, son conocidos por su afición a las fresas maduras. Cada verano, muchos jardineros se enfrentan a la frustración de ver cómo su esperada cosecha desaparece antes de poder disfrutarla. Sin embargo, esta abuela ha encontrado una solución que no requiere pesticidas, redes ni dispositivos electrónicos.

El truco consiste en colocar las piedras rojas en el huerto antes de que las fresas comiencen a madurar. Las aves, atraídas por el color rojo, intentan picotear las piedras creyendo que son frutas. Al no obtener ningún resultado —ni sabor ni textura comestible—, aprenden que esos objetos rojos no son alimento. Cuando las fresas reales comienzan a madurar, los pájaros ya han perdido el interés y las dejan en paz.

Este método no solo es efectivo, sino también respetuoso con el medio ambiente. A diferencia de los repelentes químicos o las redes que pueden atrapar accidentalmente a pequeños animales, las piedras pintadas no suponen ningún riesgo para la fauna. Además, es una solución accesible para cualquier persona con un poco de pintura acrílica y algo de tiempo libre.