Secar cáscaras de mandarina al sol: el hábito sencillo que vale oro
Permite deshidratarlas de forma natural

REDA

En una época en la que la sostenibilidad y el aprovechamiento integral de los alimentos cobran cada vez mayor relevancia, un gesto sencillo y ancestral resurge con fuerza: secar al sol las cáscaras de mandarina. Aquello que muchos consideran un simple desecho orgánico puede transformarse en un recurso sorprendentemente valioso para la salud, la gastronomía y el hogar.
Según explica el medio TudoGostoso, colocar las cáscaras de mandarina al sol permite deshidratarlas de forma natural, preservando sus aceites esenciales y propiedades terapéuticas. Este proceso evita la aparición de moho, común cuando se almacenan húmedas, y potencia su aroma cítrico, haciéndolas más útiles y duraderas.
Una vez secas, estas cáscaras pueden guardarse en frascos herméticos y utilizarse durante semanas o incluso meses, siempre que se mantengan en un lugar seco y protegido de la luz directa.
Uno de los usos más populares de las cáscaras secas es en la preparación de infusiones. El té de cáscara de mandarina es conocido por sus propiedades digestivas y calmantes. Basta con hervir algunas tiras secas en agua durante 5 a 10 minutos para obtener una bebida aromática que ayuda a aliviar gases, hinchazón y estrés.
Además, su sabor suave y cítrico combina bien con otras hierbas como la canela o el jengibre, lo que permite crear mezclas personalizadas para diferentes momentos del día.
Las cáscaras secas también pueden triturarse hasta obtener un polvo fino, que al mezclarse con miel o yogur natural, se convierte en un exfoliante suave y aromático. Este preparado ayuda a eliminar células muertas, suavizar la piel y aclarar manchas, gracias a los antioxidantes presentes en la fruta.
Es una opción económica, libre de conservantes y adecuada para quienes buscan alternativas más naturales en el cuidado personal.
Reutilizar las cáscaras de mandarina no solo es beneficioso para la salud y el hogar, sino también para el medio ambiente. Al evitar que terminen en la basura, se reduce la generación de residuos orgánicos y se promueve una cultura de aprovechamiento integral de los alimentos.




