La modesta moneda de un céntimo de euro que tal vez guardas en algún bolsillo y hoy puede valer 50.000 euros

Vivimos una época en la que los pagos en efectivo cada vez se están reduciendo más, tanto que hay quien augura que seremos la última generación en usar monedas y que todo virará a las transferencias online. Esto tiene una doble vertiente, pues aunque es bastante más cómodo pagar con tarjeta o a través de dispositivos electrónicos, un fallo en estas tecnologías podría provocar un bloqueo enorme a nivel mundial. La prueba la tuvimos en el apagón producido en España, Portugal y parte de Francia, recientemente.

Así, aunque en la actualidad las monedas tienen más interés por su composición que por su valor nominal, también hay una tendencia clara que puede servir incluso para conseguir mucho más de lo que marca el número que llevan inscrito. Hay algunas de ellas que son especiales por lo raras que son y los coleccionistas quieren conseguirlas, llegando a pagarse sumas de lo más interesantes en mercados de este tipo. Solamente tenemos que fijarnos en ciertos detalles para saber si tenemos un pequeño tesoro.

En la web PPVAK destacan que, normalmente, las más valiosas suelen ser muy antiguas, de épocas persas, griegas, romanas o pertenecientes a imperios perdidos, pero también hay algunas de cuño más moderno que alcanzan precios altos en sitios especializados y subastas. Por ejemplo, hablan de una moneda de 20 céntimos acuñada en 1999 que lleva un retrato de Miguel de Cervantes y puede alcanzar hasta 1.575 euros en subasta, así como una de 5 céntimos de Francia, también de 1999, con la imagen de Marianne, figura simbólica de la República Francesa, que puede llegar a los 800 euros. Pero hay una que supera a todas.

Miles de euros por un céntimo

En 2002, en Alemania se lanzó una moneda de un céntimo que fue diseñada por el arquitecto Rolf Lederbogen, la cual presenta un retrato con una rama de roble con dos bellotas colgantes rodeada por las doce estrellas de la Unión Europea, además del año de fabricación en la esquina inferior derecha. Hasta ahí parece todo normal, simplemente es una edición especial que sacaron a circulación como tantas otras en momentos concretos, pero lo que la hace especialmente valiosa es un error, uno que tiene que ver con su composición.

Explican en PPVAK que las monedas suelen estar hechas de acero recubierto de cobre, pero esta no se hizo así, sino completamente de cobre. Esto hace que tenga un aspecto más brillante y reluciente, lo que ha llamado la atención a los más acérrimos aficionados a la numismática, llegando a pagarse entre 45.000 y 50.000 euros en plataformas como eBay o en sitios web especializados para coleccionistas. El único requisito para optar a esos montantes es, como siempre en estos casos, que el estado de conservación del objeto sea impecable. Cualquier daño podría ver reducido el valor de la pieza.