Un maestro habla sin tapujos sobre esta tradición para los alumnos: "Una forma de menospreciar a los demás"
El docente alerta sobre los riesgos de esta tradición escolar y pide a las escuelas que actúen para evitar situaciones de humillación y acoso

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Fredrik Sandström, profesor de secundaria, ha expresado públicamente su rechazo hacia una tradición escolar que, en su opinión, puede fomentar el acoso y humillar a los alumnos. Se trata de los conocidos platos de papel, una costumbre que, aunque para algunos resulta inofensiva o incluso divertida, para otros representa una práctica que debería desaparecer del entorno educativo.
¿En qué consiste la tradición?
La tradición de los platos de papel forma parte de las celebraciones de graduación, especialmente en los últimos años de la escolaridad obligatoria, aunque según denuncia Sandström, ha comenzado a extenderse también a los niveles de primaria y secundaria. Consiste en entregar a los estudiantes un plato de papel durante la ceremonia, en el que suelen aparecer apodos, comentarios o descripciones que, en teoría, reflejan algún rasgo, comportamiento o anécdota vinculada al alumno.
En ocasiones, estos platos incluyen calificativos como “el ratón de la clase”, “TDAH” o “el que no entra”, entre otros. "Es una forma de menospreciar a los demás", añade. Aunque algunos defienden esta práctica bajo el argumento de que se trata de bromas inofensivas y de que “se puede tolerar un poco de diversión”, el profesor Fredrik Sandström sostiene que esta tradición puede derivar en situaciones de humillación pública y perpetuar estereotipos o etiquetas dañinas.
Un posible foco de acoso escolar
Para Sandström, la escuela tiene la responsabilidad de garantizar un entorno seguro y respetuoso para todos los alumnos. “Los estudiantes no deben tolerar ninguna forma de acoso. Esta es una responsabilidad que la escuela debe asumir”, subraya el profesor. A su juicio, permitir este tipo de prácticas, aunque se disfracen de humor, va en contra de los valores que deberían promoverse en el ámbito educativo.
El docente advierte que los platos de papel pueden convertirse en un problema serio para las escuelas, especialmente a medida que la tradición se extiende a cursos más bajos. Lo que en un principio se consideraba parte del folclore estudiantil, ligado a los últimos días de los alumnos antes de su graduación, está empezando a normalizarse en etapas anteriores, lo que incrementa el riesgo de que los comentarios incluidos en los platos afecten de forma más profunda a los estudiantes más jóvenes.
Una llamada a la reflexión
Sandström no se limita a criticar la tradición: plantea la necesidad de reflexionar sobre el tipo de cultura que se está fomentando en los centros educativos. En su opinión, cualquier actividad o costumbre que exponga a los estudiantes a la burla o el escarnio debería ser revisada y, en su caso, eliminada.
“Creo que estos platos serán un problema urgente para la escuela”, concluye, al tiempo que llama a las comunidades escolares a replantearse si estas prácticas tienen cabida en un entorno que debe velar por el respeto, la inclusión y el bienestar emocional de todo el alumnado.




