Estas son las 10 cosas que no deberías tener en casa pasados los 50 años
Para evitar malestar físico y emocional a una edad clave

Hombre mirando por la ventana / Sentir y Viajar

El psicólogo estadounidense Dan Kiley publicó en 1983 su libro El síndrome de Peter Pan, el cual analizaba la crisis existencial que suele afectar principalmente a hombres mayores de 30 años, generando una incapacidad de madurar a nivel emocional y el rechazo a responsabilidades u obligaciones típicas de la vida adulta. Esto también se conoce como crisis de la mediana edad, definida como un periodo de confusión interna sobre nuestra identidad, decisiones de vida y mortalidad.
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Francesc Miralles, motivador de 'Si amanece nos vamos' de Cadena SER, explicaba que esto hace un par de generaciones llegaba a los 30 años, pero en la actualidad "podría sucedernos incluso a partir de los 50". En esta charla que se tuvo en el programa, exponía algunos de los síntomas más recurrentes que suelen aparecer cuando las personas experimentan estas sensaciones que pueden marcar su vida y hacer que el crecimiento personal se estanque por encontrarse perdidas:
- Pánico a la vejez, al ver que el tiempo que queda por delante es menor que al que tenemos detrás.
- Luchar por seguir pareciendo joven.
- Frustración por haber trabajado demasiado y no haber hecho lo que realmente se quería en la vida.
- Deseo de volverse a enamorar.
- Algunos se arriesgan a dejar su trabajo de toda la vida para intentar algo nuevo.

En el nombre de hoy: 'La crisis de los 50'
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10 cosas que no deberías tener en casa a los 50
En la web Panelé hablan sobre este asunto, apuntando que después de cumplir 50 años suele surgir un deseo natural de mayor claridad, comodidad y calidad, tanto en la vida cotidiana como en nuestro entorno, siempre y cuando no haya esos problemas como el antes mencionado síndrome de Peter Pan. Sin embargo, en casa solemos tener cosas que a partir de esa edad no nos benefician en nada y que deberían de desecharse para hacer más llevadero el medio siglo.
- Muebles viejos e incómodos. Un sofá viejo del que te cuesta levantarte, un sillón que cruje y ya no tiene soporte o muebles que no son ergonómicos para nuestra espalda y rodillas no benefician en nada, por lo que es hora de renovarlos. En la web lituana escriben que "afecta directamente tu comodidad, postura y movimiento diario".
- Platos innecesarios. Tazas, platos o tazones amontonados en los armarios y que hace tiempo que no usamos, guardados con la idea de que quizá en algún momento nos harán falta, pero realmente es contraproducente porque interfiere directamente con una buena organización de los espacios.
- Ropa que no te queda bien o no es tu estilo. Aferrarse a parecer juvenil o moderno no es malo del todo, puede hacer que nos cuidemos más y eso tendrá impacto en la salud, pero tener montones de ropa que no van con nuestro estilo o que ya no nos queda bien solo hace que ocupar un sitio que no le corresponde en nuestro armario.
- Alfombras y rieles peligrosos. Hay elementos decorativos que a cierta edad son peligrosos porque pueden ser resbaladizos o provocar tropiezos, y conforme cumplimos más años hay que evitar cosas que lleguen a hacernos un mayor daño, la seguridad en el hogar debe ser una prioridad siempre, por encima de la estética.
- Cosméticos viejos y residuos de medicamentos. Hay que hacer revisiones periódicas para desechar cualquier cosa que esté caducada, porque no solamente está el componente de que son ineficaces, sino que pueden causar problemas de salud con intoxicaciones o alergias.
- Objetos sentimentales pero sin función. En Panelé escriben claramente que "al renunciar a cosas inútiles, haces espacio para la libertad y la claridad emocional", y es que nos puede dar pena tirarlas, pero no tienen ninguna función y no se necesita un objeto para acordarse de alguien.
- Grandes cantidades de papel. Revistas antiguas, documentos viejos o periódicos ya no nos sirven para nada, recomiendan desecharlos porque "menos papel significa menos ruido visual y más control".
- Equipos que ya no funcionan. Quien más y quien menos tiene teléfonos antiguos, cables e incluso electrodomésticos que no sirven y que solo ocupan espacio en cajones o estanterías. Hay que ser práctico y los dispositivos modernos, además, suelen ser más pequeños y funcionales.
- Artículos del hogar demasiado pequeños o incómodos. Cosas como cuchillos de cocina, mangos pequeños, cajas difíciles de abrir o recipientes con tapas deslizantes no nos hacen la vida más fácil y pueden incluso contraer un riesgo de lesión, por lo que hay que revisar y sustituir por otros mejores.
- Cosas que causan culpa o presión. "El hogar debería inspirarte y tranquilizarte, no recordarte aquello para lo que no tuviste tiempo", explican en la web, así que no deberías tener esos instrumentos, equipos deportivos y ese tipo de cosas que nunca pudiste usar y que te generan malestar por ello.




