Si alguien te dice una de estas 6 frases, te encuentras ante una persona egocéntrica
Frases que parecen inofensivas pero que revelan un patrón de egoísmo emocional difícil de detectar a simple vista


Todos, en algún momento, hemos convivido con una persona egocéntrica. Puede ser una pareja, un compañero de trabajo o incluso un amigo de toda la vida. Lo que tienen en común no siempre son gestos evidentes, sino frases cotidianas que, al repetirse, van minando la relación.
Una de las más comunes es “Tranquilízate, eres demasiado sensible”. Detrás de esa frase se esconde una forma de evitar la responsabilidad y volcar la culpa en el otro. No hay empatía ni disculpa: solo una forma de invalidar lo que el otro siente.
Otra frase reveladora: “Me debes una”. Para muchos, ayudar es un acto altruista. Para la persona egoísta, es una transacción. Todo favor viene con factura, y el objetivo no es apoyar, sino acumular poder emocional.
Cuando se les enfrenta, suelen refugiarse en el victimismo con expresiones como “Bueno, supongo que soy el malo entonces”. No es una admisión de culpa, sino una forma de evitar cualquier reflexión real.
También es común oír “Si realmente te importara, tú…”, una forma de chantaje emocional que convierte el afecto en moneda de cambio. El cariño, según ellos, solo vale si se adapta a sus condiciones.
Y cuando se trata de apoyar al otro, muchas veces solo hay una respuesta: “No tengo tiempo para esto”. No hay espacio para las necesidades ajenas si no les benefician directamente.
Por último, está la frase que desarma cualquier emoción: “No entiendo qué tiene de especial esto”. Es una manera de reducir la importancia de lo que siente el otro. Si no les importa a ellos, entonces no debería importarle a nadie.
Estas frases, aunque sutiles, revelan un patrón claro: el de una persona que antepone siempre sus intereses y emociones. Identificarlas es el primer paso para protegerse de relaciones desequilibradas.




