Hace 4 años llegaron 50.000 turistas; en 2024 fueron 250.000 y ahora se lanza alerta: "Al límite de lo que la naturaleza puede tolerar"

Hay lugares tan espectaculares que es difícil resistirse a visitarlos. Uno de ellos es el monte Reinebringen, en el archipiélago noruego de Lofoten, una cima que se ha convertido en un fenómeno turístico gracias a las impresionantes vistas que ofrece tras ascender 1.978 escalones. Pero ese éxito está pasando factura.

Según el medio noruego NRK, en 2020 unas 50.000 personas subieron a la cima. En 2024, fueron cinco veces más: unos 250.000 visitantes. Y en 2025, si se mantiene la tendencia, la cifra podría multiplicarse aún más.

El problema no es solo el número, sino el impacto. "El desgaste es masivo", explica Peter Andresen, del Consejo de Actividades al Aire Libre de Lofoten. La vegetación está desapareciendo, los caminos se erosionan y los escalones de piedra construidos hace apenas cuatro años para facilitar el acceso no dan abasto.

El turismo es clave para la región, pero los expertos alertan: la naturaleza no puede soportar esta presión sin consecuencias. De hecho, el país ya tuvo que retirar una campaña turística nacional por el miedo a fomentar aún más el turismo descontrolado.

El Gobierno noruego ha intentado implantar un impuesto turístico, aunque por ahora se limita a cruceros y alojamientos, dejando fuera a autocaravanas y tiendas de campaña, uno de los medios más usados por quienes visitan Lofoten.