Un niño recoge una hermosa piedra en la playa y resulta ser un raro tesoro arqueológico de hace más de 60.000 años
Un hallazgo totalmente fortuito que estuvo guardado durante varios años

Imagen de stock de un niño en la playa / annapekunova

El ser humano suele perseguir la historia para comprender los grandes enigmas del pasado, saber de dónde venimos y cómo fuimos evolucionando hasta llegar a ser lo que somos como sociedad, aunque está bien escondida por el paso del tiempo y no es tan sencillo desentrañar todo lo que ha ido sucediendo, sobre todo de aquellas épocas en las que no había registros escritos, de las que solamente podemos ir conociendo más detalles con pequeñas pistas que van apareciendo, a veces de casualidad.
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Porque aunque buscamos, muchas veces se presentan ante nuestros ojos tesoros históricos en forma de objetos que contienen mucha información y que lo hacen de manera inesperada. Hay cientos de casos en los que no son expertos los que dan con estas piezas, sino personas de a pie que por un giro del destino dan con cosas que aparentemente no tienen demasiado valor y simplemente se recogen por las extrañas formas que tienen. Tanto es así que hasta los más pequeños son a veces descubridores de imprevisto.
Es lo que le ocurrió a Ben, un pequeño que en la actualidad tiene nueve años, quien fue de excursión familiar a la costa de Shoreham, en el sur de Inglaterra, hace tres veranos y se encontró con una piedra de lo más extraña. Le gustó mucho por su forma, así que se la quedó y la guardó en un cajón, donde reposó hasta ahora y solo se dio cuenta de que quizá poseía algo de inmenso valor cuando recientemente acudió con otros compañeros a ver una colección de la Edad de Piedra. Al ver lo que estaba expuesto, se percató de que era muy parecido a lo que había encontrado tres años atrás, así que decidió preguntar.

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Una herramienta de miles de años
Según relatan en SFP Versilia, el chico contó lo que había descubierto hacía un tiempo en la orilla de la playa, y cuando los arqueólogos lo vieron confirmaron que se trataba de una herramienta del Paleolítico Medio a Superior. En esa época, los neandertales dominaban Europa y parte de Asia y pulían piedras para hacer artefactos que les sirvieran en sus quehaceres, siendo uno de estos el que encontró Ben, más concretamente, un hacha creada con un trozo de sílex.
Los expertos creen que el artefacto podría tener entre 40.000 y 60.000 años y deja evidencias sobre la destreza técnica y las operaciones que hacían nuestros antepasados. Explican que seleccionaban pedernales de alta calidad y moldeaban la pieza con golpes precisos para sacrificar animales, desmembrar presas o cortar madera, y las marcas talladas serían la evidencia directa del pensamiento planificado y la adaptabilidad de los neandertales. Igualmente, su procedencia exacta es un misterio.
Consideran que es posible que quedara enterrada en la costa durante la última glaciación o que se haya liberado durante un dragado, pero lo que sí confirma es que el Canal de la Mancha conserva capas sedimentarias ricas en patrimonio prehistórico. Una vez que Ben aportó la herramienta y fue analizada, esta ya está expuesta para deleite del público en el Museo y Galería de Arte de Worthing, en Reino Unido. Todo gracias a la curiosidad de un pequeño que por aquellos tiempos tan solo tenía seis años.




