A veces el gatete traía ratones pequeños a casa: ese día logró meter una serpiente grande por la gatera

En la vida de Ida Moen está su espléndido gato, pero no solo decimos que es así porque sea bonito, que también, sino porque normalmente suele llevarle 'regalos' sorpresa como muestra de cariño. De esta forma, es recurrente que llegue a casa y se encuentre algún que otro ratón que su mascota le ha dejado por allí. No es plato de buen gusto, pero son costumbres animales, el problema vino cuando lo que dejó era algo más grande que un simple roedor.

La mujer de 30 años estaba trabajando desde casa cuando le entró algo de hambre, así que se acercó a la cocina para prepararse algo, aunque no duraría mucho en la estancia. Cuando entró vio en el suelo lo que definió como "una serpiente enorme", tal y como recoge el medio NRK. "Tenía mucho miedo y no reaccioné con nada más que correr a la sala y cerrar la puerta", comenta la chica, que estimaba que podría medir entre 70 y 90 centímetros.

Pensó rápidamente que esto tenía que ser obra de Pippi, su gatete, que debía de haberla cazado y llevado a casa, aunque no se fiaba de si el reptil estaba completamente muerto o aún podía ser una amenaza. Ida entró en pánico total y fue en busca de su vecino para que la ayudara, pero como no sabían el estado de la serpiente, allí se quedaron observándola durante una hora, transcurso en el que no se movió ni un ápice, así que era el momento de actuar y sacarla de la vivienda. Su amigo la consiguió meter en una bolsa y la fueron a liberar.

La resurrección reptiliana

Cuenta Moen que fueron al bosque para dejarla allí, pero cuando abrieron la bolsa de plástico y la dejaron caer, el animal que parecía prácticamente muerto, cobró vida y salió despavorido del lugar, como si al llegar a su entorno hubiera resucitado. Fue un momento más de pánico para la protagonista, que ahora le corroían varias dudas, desde cómo había conseguido su gato atrapar algo tan grande y arrastrarlo hasta la casa hasta de qué especie de reptil se trataba.

Su vecino decía que parecía una víbora, pero al consultar con la Agencia Noruega de Protección Animal y el biólogo y experto en serpientes Dag Dolmen, determinaron que era una boa constrictor porque "la raya blanca a lo largo del vientre, los puntos blancos detrás de la cabeza y la falta de glándulas venenosas son señales claras". Además, Dolmen se mostró totalmente sorprendido con la destreza del gato, aunque secunda que pudiera ser la razón.

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Dijo "que entre una serpiente por la puerta es una rareza", así que cree que la razón por la que permaneció completamente inmóvil fue simplemente porque estaba muy dañada después de ser devastado por el felino. De esta forma, el susto fue mayúsculo a pesar de lo que parecían buenas intenciones de Pippi, o quizá solamente había tomado su trofeo con orgullo por la proeza cazadora que había realizado con un rival tan intimidante.