Han necesitado tres abogados pero la tortuga Jorge regresa al océano después de 40 años
Fueron necesarias firmas, peticiones y un periodo de adaptación

Tortuga en el mar / davidmocholi

De sus 60 años de edad, Jorge ha estado en cautiverio 41. No es un preso de alguna cárcel, aunque lo pareciera, sino una tortuga marina de gran tamaño con un peso de alrededor de 100 kilogramos que ha protagonizado una historia tremenda. Allá por 1984, frente a las costas de Argentina, fue atrapado en una red de pesca y desde entonces vivió en el gran acuario de la ciudad argentina de Mendoza, aunque en condiciones muy diferentes a las que estaba acostumbrado.
Allí se acostumbró a vivir en un tanque de 20.000 litros a solo medio metro de profundidad y a comer huevos duros y carne hervida, siendo una atracción más para los visitantes que se han deleitado de su belleza durante más de cuatro décadas, sin embargo, una serie de personas no veían con buenos ojos que este animal estuviera atrapado allí, privado de su libertad, y decidieron iniciar un proceso para que volviera a su hábitat. Pero no fue nada fácil de conseguir la aceptación.
Como explican en Vanity Fair, todo comenzó por una movilización de 60.000 personas que firmaron una petición para intentar que Jorge fuera liberado, todo secundado más tarde por María Aguilar, Vanesa Lucero y Oscar Alejandro Mellado, los abogados que presentaron un requerimiento en la corte de Mendoza para defender los derechos esenciales "a la vida, la libertad, la integridad física y la dignidad de estos animales". Tras mucha controversia y debates, las autoridades aceptaron, pero quedaba un camino arduo para que esto viera la luz, ya por razones naturales.
Entrenamiento y liberación
Después de 41 años acostumbrada a unas condiciones muy diferentes a las que disponía cuando estaba en libertad, había que asegurarse de que la tortuga podría valerse por sí misma cuando la soltaran. Investigadores del Acuario de Mar del Plata, el Museo Argentino de Ciencias Naturales y el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras de la Universidad Nacional de Mar del Plata fueron los encargados de ayudar a Jorge a recuperar sus instintos naturales de caza, mar y libertad, porque tenía que retomar todas las habilidades perdidas en su cautiverio.
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Tuvo que reaprender a nadar y estar en el océano, así que le recrearon sus condiciones diluyendo sal en el agua, incrementando el porcentaje gradualmente hasta alcanzar los niveles que se encontraría en libertad y fueron observando cómo iba reaccionando su cuerpo. La fueron trasladando a diferentes piscinas para que se acostumbrara a mayores profundidades y a temperaturas del agua que oscilaran entre 20 y 24°C, teniendo que acostumbrarse a sumergirse, salir a respirar y cambiar su dieta. Ahí entraba la caza. Tenía que buscar su propio alimento y competir con otras especies por él, cosa que logró.
Buscaba y se hacía con pequeños cangrejos y caracoles, 'peleando' con otras especies que fueron metiendo en su tanque y lidiando con las corrientes marinas artificiales que añadieron progresivamente para recrear las condiciones que se encontraría más tarde. Felizmente, superó todas las pruebas y, después de tres años de reaprendizaje, Jorge estaba listo. El 11 de abril de 2025, a bordo de un buque de la Prefectura Naval Argentina, se produjo su liberación en mar abierto. Todo marcha a la perfección, como dan buena cuenta los científicos que monitorean su actividad gracias a un telémetro adherido a su caparazón.
Ya habría recorrido 3.000 kilómetros en las aguas del Atlántico, como explicaba el biólogo marino encargado de su reeducación y monitoreo, Alejandro Saubidet, y va por buen camino. Se está dirigiendo a Brasil, donde Laura Prosdocimi, investigadora del Laboratorio de Ecología, Conservación y Mamíferos Marinos del Museo Argentino de Ciencias Naturales, cree que nació. Al parecer, provendría de una población de tortugas de la zona de Praia do Forte, y Jorge estaría dirigiéndose a esa región poco a poco, sobreviviendo solo y disfrutando de su libertad. Porque aunque estuvo bien cuidado, después de 41 años de cautiverio, vuelve a casa.




