Alimenta tu planta con esto semanalmente y hasta una orquídea miserable revivirá para recuperar su hermosura
Con unos sencillos pasos tendremos unas plantas fuertes y sanas

Orquídeas / Elizabeth Fernandez

El mantenimiento de las plantas es primordial para un crecimiento óptimo y saludable, pero no basta con regarlas o añadirles fertilizante, sino que hay que tener en cuenta muchas cosas complementarias que sumadas darán como resultado un jardín de lo más vistoso. Entre otras cosas, tenemos que saber que no todos los tipos requieren los mismos cuidados, porque cada uno tiene sus propias características, así como entornos diferentes que influyen mucho en su vida.
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En WP Kobieta han tocado este tema enfatizando en las orquídeas, que dicen que se encuentran entre las plantas de interior más elegidas porque llaman la atención con su belleza, pero también son bastante difíciles de cultivar. Explican que suele ocurrir que dejen de florecer o empiecen a marchitarse precisamente por no saber proporcionarles las condiciones adecuadas, que distan de otras especies aunque puedan parecernos similares. Igualmente, rebajan las alarmas diciendo que con unos sencillos tratamientos se puede mejorar su estado.
Aunque la mayoría de estas plantas florecen una vez al año y duran unos cuatro meses, prometen que siguiendo una serie de recomendaciones para alcanzar un cuidado adecuado, algunas variedades pueden florecer varias veces al año. Para ello, hay que tener en cuenta tres factores principales, que aunque entran en juego en todas las plantaciones, hay que saber cómo hacerlo con las orquídeas. Estos son el riego y la fertilización regulares, así como la elección de una ubicación correcta.
Cuidado de las orquídeas
El medio mencionado comenta que crecen mejor en macetas pequeñas con buen drenaje y añaden que es recomendable poner piedras pequeñas o arcilla expandida al fondo para facilitar que se vaya el exceso de agua y proporcionar una ventilación adecuada a las raíces. Las macetas grandes harán que se retenga la humedad y esta puede provocar que se pudran sus raíces. Por lo tanto, tenemos que ajustar el riego, que debe ser moderado, idealmente una o dos veces por semana. Se ha de remojar periódicamente las raíces en agua hervida y sedimentada durante aproximadamente una hora.
En cuanto a la fertilización, dicen que usar un fertilizante casero a base de ajo es muy recomendable, ya que aporta potasio y fósforo, nutrientes esenciales para un desarrollo adecuado y una floración abundante. Para preparar la mezcla se machaca una cabeza pequeña de ajo y se vierte 1,5 litros de agua sobre ella. Se deja reposar uno o dos días, para después colar el líquido y diluirla con agua en una proporción de 1:1 antes de usarla. Se añade una vez a la semana o se sumergen las raíces en ella durante media hora una vez al mes para darles energía extra de cara al desarrollo de nuevos brotes.
El lugar donde tengamos las orquídeas debe ser luminoso, aunque evitando la luz solar directa e intensa para no quemarlas y tenemos que protegerlas de las corrientes de aire y los cambios bruscos de temperaturas. Si se debilita o pierde flores, conviene revisar el estado de las raíces, teniendo las sanas un aspecto firme y un color claro, mientras que las malas son viscosas y están cubiertas de una sustancia verdosa. Si este es el caso, hay que retirar las partes enfermas y tratar las zonas cortadas con canela para que no contraigan hongos y bacterias.




