El empleado avisa que estará enfermo durante dos días, su jefe le despide y la justicia llama a la puerta

Hace un año, el Comité Europeo de Derechos Sociales declaró irregular el sistema español de indemnización por despido improcedente por el hecho de fijar un tope predeterminado prácticamente insuperable, todo ello después de una demanda que presentó UGT en marzo de 2022. Determinaron que los 33 días de salario por año trabajado fijados por la legislación española "no son lo suficientemente elevados para reparar el daño sufrido por la víctimas en todos los casos, es decir, la persona despedida y para disuadir al empleador".

Pero eso no es todo, este mismo 2025, el Consejo de Europa afirmó que España vulnera la Carta Social Europea, el tratado sobre derechos humanos impulsado por este organismo, en determinados aspectos de los despidos improcedentes, conclusión a la que llegaba el Comité Europeo de Derechos Sociales después de analizar otra denuncia, esta vez de Comisiones Obreras, que consideraba las indemnizaciones insuficientes y ponía encima de la mesa la inexistencia del derecho a la readmisión en caso de que no existiera otro tipo de compensación.

Pero esto no es un caso aislado en el viejo continente, sino que en otros países hay problemas de esta índole que afecta a cientos de trabajadores, por lo que las instituciones tienen que entrar para defender sus derechos. Recientemente, Focus rescató un caso acaecido en Austria, donde un joven fontanero del distrito de Mistelbach fue despedido sin previo aviso tras dos días de baja por enfermedad, a pesar de que la ausencia estaba justificada por completo.

Despido fulminante

El medio austriaco Heute informaba que el trabajador presentó un certificado médico que determinaba su incapacidad laboral, pero su jefe hizo caso omiso al informe y le pidió que le devolviera la ropa de trabajo. Esto ocurrió cuando apenas llevaba dos días fuera de su puesto, pero al parecer se tramitó su despido desde el primer día de baja, sin el preaviso legal y sin considerar las circunstancias que venían recogidas en los papeles presentados por el joven, todo ello argumentando otro tipo de razones alejadas de dicha incapacidad.

La empresa alegó supuestas deficiencias de rendimiento del empleado, aunque no presentaron pruebas concretas para demostrarlo. El joven quedó en la calle, pero acudió a la Cámara de Trabajo de Baja Austria (AK), quien se hizo cargo del caso y, tras estudiar los hechos, determinó que el despido era improcedente de facto, procediendo a litigar con el empleador a través de unas negociaciones que terminaron con una indemnización por las malas prácticas que habían desarrollado.

La AK consiguió una compensación de más de 9.200 euros para el fontanero, dentro de la cual se incluían todos los salarios pendientes y otras indemnizaciones. Según recoge Heute, Rudolf Westermayer, director de la oficina del distrito de Mistelbach del AK, criticó el procedimiento de la empresa en cuanto a la baja del joven y destacó la importancia de que las organizaciones como en la que opera entren para defender y apoyar a los empleados que se ven envueltos en estos casos de abuso e injusticias, las cuales pueden tener graves repercusiones para sus vidas.