Hereda uno de los lagos más grandes de su país e inmediatamente envía una muy mala noticia a sus inquilinos

Durante las Guerras Napoleónicas, el mariscal de campo bávaro Carl Philipp von Wrede luchó del lado de Napoleón Bonaparte y se ganó su confianza y gratitud, por lo que recibió el título de conde, pero aún más cosas. Entre otras, en 1810, se le dio como regalo la titularidad del Lago de la Luna, situado en Mondsee, en la frontera entre Alta Austria y Salzburgo; el monasterio y las propiedades adyacentes. Después, fue heredándose por generaciones hasta llegar a manos de Nicolette Waechter, miembro de la noble familia Almeida, descendientes de von Wrede, y ahora ha llegado hasta su hija, Anna Mathylová, quien ha tomado una decisión polémica en cuanto a este.

La nueva propietaria envió un mensaje a todos los usuarios que operan allí y rescindió sus contratos de alquiler, afectando principalmente a cientos de estructuras que se encuentran ubicadas en la superficie del agua y ancladas al fondo, desde muelles y boyas hasta refugios para embarcaciones. En la carta, publicada por primera vez por Salzburger Nachrichten, declaraba que "queda prohibido el uso privado o comercial del lago Mondsee que no esté legalmente autorizado por escrito por mí, como propietaria del lago".

Poco más se sabe por el momento al respecto, ya que la mujer de 48 años, quien trabaja en una consulta médica en Salzburgo, está de vacaciones y no ha hecho más declaraciones sobre la decisión. Según escriben desde Hospodářské noviny, solamente prometió al periódico Oberösterreichische Nachrichten que ampliaría detalles más adelante, pero les apuntó sobre el "uso ecológico y económicamente sostenible del lago", aunque se desconoce los motivos para despedir a los inquilinos. Lo que sí se sabe es que la propiedad y la situación legal del lago cambiaron durante los últimos siglos, y en la actualidad no es tan clara como podría parecer.

Al parecer, la heredera es propietaria de las parcelas que conforman el fondo del lago, pero no del agua que hay en él. Así está estipulado desde 1888, cuando se confirmó la titularidad de Mondsee a la noble familia Almeida. El derecho de propiedad está limitado a perpetuidad por una servidumbre que permite la libre navegación, el baño, la natación y la extracción de hielo, confirmado así 109 años después por el Tribunal Supremo de Austria. Por lo tanto, el uso recreativo del lago no está restringido y los vecinos y turistas podrían seguir frecuentándolo legalmente.

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Se barajan posibles motivos

En Der Standard han recogido y citado varios extractos del catastro, señalando que Mathylová no es propietaria de la totalidad de los 14,2 kilómetros cuadrados del lago, ya que su madre había vendido con anterioridad varios de ellos a propietarios de parcelas en la orilla que colindan con su terreno en la parte baja. El alcalde de Mondsee, Josef Wendtner, comentaba que "todo este revuelo es completamente infundado", después de que su ayuntamiento también recibiera información sobre la rescisión del contrato de arrendamiento por parte de la nueva propietaria.

Según el alcalde, una parcela submarina adyacente a la playa municipal es de propiedad pública desde los años 70 u 80 del siglo pasado. Así, las estimaciones que hace el edil marcan que, de un total de 163 refugios para embarcaciones, solo unos 10 están ubicados en los terrenos de la nueva propietaria del lago, quien habría enviado un aviso preventivo a todas las entidades que utilizan la zona acuática de alguna manera, todo sin tener tener en cuenta estas situaciones particulares de algunas de las que allí operan.

Uno de los motivos que se barajan para explicar la polémica decisión sería la de presionar a los inquilinos para que acepten un ajuste de precios al nivel habitual del mercado, ya que, como apuntan en Heute, el alquiler actual en Mondsee es una cuarta parte de lo que se paga en otros, como en el cercano Wolfgangsee. Por su parte, Wendtner ha intentado calmar los ánimos manifestando que, posiblemente, la intención de Mathylová sea simplemente reconciliar a todos los propietarios o usuarios de tierras en el lago o sus alrededores. Si bien, esto provoca que se ponga en jaque las numerosas visitas turísticas a la zona, así como que los vecinos estén bastante cabreados.