Los albañiles crean un muro de ladrillos que ajusta la temperatura en las casas según el clima
Un método basado en tecnología e innovación que promete ser revolucionario
Ilustración ladrillos / PM Images
Seguro que has experimentado en primera persona cómo en algunas viviendas el calor del verano se vuelve insoportable, pareciendo que se cuela y no se va nunca, pero por el contrario, en invierno tenemos la sensación de que este se escapa enseguida y el frío se apodera de todo. Para evitar eso, se puede garantizar la cantidad de luz solar y temperatura que entra en un edificio, tan solo controlando la orientación de los ladrillos en la construcción de los muros. Esta es una gran innovación que ha llegado desde Múnich (Alemania).
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Allí, un grupo de albañiles han estado probando un método revolucionario enmarcado en un proyecto piloto que aúna el trabajo de humanos y robots para construir un muro que reacciona a las condiciones solares locales, optimizando así la climatización del edificio, como relatan en Focus. Explican que para que un muro de este tipo funcione, cada ladrillo debe colocarse con precisión, en el lugar y ángulo exacto especificado en el plano. Para ello, disponen de un configurador de diseño digital que realiza los cálculos al milímetro.
Este determina el ángulo de inclinación ideal para cada ladrillo según la exposición al sol y a la sombra. Por ejemplo, en zonas soleadas, estos se inclinar ligeramente hacia afuera para generar más sombra y reducir la absorción de calor, mientras que en zonas sombreadas, se giran para captar la mayor cantidad de luz y temperatura posible para facilitar la calefacción en invierno. Julia Fleckenstein, arquitecta de la Universidad Técnica de Múnich, describía estos procesos asegurando que "giraban desde la pared en diferentes ángulos".
Pero no solo los operarios son los que colocan todos los elementos, sino que utilizan un robot móvil para garantizar esta alineación precisa, ya que cuenta con un prototipo digital que conoce el plano de construcción al detalle para que así el físico pueda desplazarse por la pared sobre raíles y alcanzar la posición deseada. A través de su brazo de agarre coloca cada ladrillo en la ubicación especificada con precisión milimétrica, allá donde los humanos no puedan alcanzar.
La construcción sostenible: una solución a futuro
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Un proyecto revolucionario
Todo ello se ha ido desarrollando en un taller del Gremio de la Construcción de Múnich-Ebersberg, donde los aprendices probaron el concepto en la práctica. Construyeron un muro de aproximadamente cuatro metros de ancho y 2,5 metros de alto, utilizando 1.700 ladrillos, con más de 200 colocados en ángulos diferentes para hacer el efecto deseado, hasta obtener el resultado de una pared de un grosor aproximado de 55 centímetros, casi el doble de grande de lo que suele ser habitual con los métodos tradicionales.
El instructor Markus Bruckner exponía que "el robot aporta precisión donde los humanos alcanzan sus límites", aunque afirma que la tecnología no es un sustituto, sino una valiosa incorporación al oficio, es decir, una herramienta complementaria. Así lo ve también el aprendiz de albañil Dragan Stanojevic, quien aunque era escéptico en un primer momento y le costó "tener de repente un brazo robótico" trabajando con él, en la actualidad se ha acostumbrado y se ve haciéndolo normalmente y con grandes resultados.
Esta revolución tecnológica viene enmarcada en el proyecto 'Envolventes Climáticamente Activos', financiado por la Fundación Bávara de Transformación e Investigación. En Focus escriben que tiene el objetivo de construir muros lo más sencillos, sostenibles y reciclables posible, abandonando complejas capas de material para utilizar solamente ladrillo, ya que estos "permiten una construcción sencilla y sostenible, y con las construcciones monomateriales, también pensamos en un desmontaje y una reutilización más sencillos", afirmaba Bruckner.
