El empresario fue expulsado de la obra por sus propios trabajadores: "La vida se volvió tan difícil que tuve que buscar ayuda"
Una serie de problemas llevaron a que sus empleados tomaran la decisión

Trabajadores de la construcción / Paul Bradbury

Joni Hulkkonen tiene 36 años y es originario de Saboya Oriental, y tras pasar momentos difíciles, tomó algunas decisiones que desde fuera parecen bastante duras, pero que él consideró como necesarias vista su trayectoria. Es propietario de una empresa que cuenta con seis empleados y se dedica a trabajos de alicatado, renovación y reformas en general, parecía que todo iba viento en popa, pero hace dos años le diagnosticaron trastorno bipolar, y aunque muchas personas intentan llevar esto en privado, él pensó que convenía que sus empleados y clientes lo supieran, como escriben en Itä-Savo.
"Me preguntaba sobre mi propio comportamiento hacia los empleados y clientes, ya que había cambiado radicalmente. A veces sentía que percibía incluso los comentarios positivos como una culpa y un ataque hacia mí y mi empresa. En esas situaciones, me cabreaba, pero lograba ocultar mi reacción a los clientes", manifestaba el hombre, que en esos momentos llevaba diez meses sin beber alcohol, aunque eso no mejoró la situación, como señalan en Yrittäjät. Y es que dice que "el alcohol había actuado como un colchón, suavizando mis cambios de humor. Después de un tiempo sin consumirlo, mi situación empeoró".
Al abandonar ese inhibidor, "la vida se volvió tan difícil que tuve que buscar ayuda". Pero en ese momento llegó el desenlace que le hizo tocar fondo y terminar por cerciorarse de que debía tomar cartas en el asunto: "Mis empleados me echaron del trabajo. Vieron lo cansado que estaba y dijeron que sería mejor que volviera cuando estuviera en condiciones de trabajar". Hulkkonen se dio cuenta de su situación y se marchó, pero no enojado o dolido con ellos, sino con la firme convicción de que tenía que cambiar el rumbo de su existencia a fin de conseguir recuperar todo lo que antes tenía.
A los pocos días recorrió mil kilómetros por Finlandia para reunirse con sus amigos de más confianza, dispuesto a abrirse. Les sentó, se sinceró por completo y les explicó su situación actual, tanto para desahogarse como para encontrar consejo y consuelo con sus seres queridos. "Un amigo me sugirió que debía buscar ayuda profesional. El lunes siguiente, llamé a primera hora de la mañana a la clínica local de salud mental y abuso de sustancias", explicaba un Joni que confesó que su vida había cambiado por completo, pero que debía seguir luchando para recuperarla.

Desmontar mitos sobre el trastorno bipolar
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Tratamiento y desintoxicación
Una vez ingresó en la clínica, Hulkkonen recibió un diagnóstico rápido gracias a la evaluación y las pruebas médicas, conviniendo los expertos en que debía administrársele medicación, así como recibir terapia psicológica. "El período inicial fue intenso. Me alivió la carga mental drásticamente. En terapia se habló de todo lo relacionado con mi infancia. Durante mi primera sesión, hablé durante 44 minutos seguidos. Mi terapeuta dijo que nunca había conocido a nadie que pudiera analizarse tan bien en ese estado", comentaba el emprendedor. Pero ese camino tampoco fue sencillo, como ninguno lo es en estas situaciones.
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Tuvo la mala fortuna de que el primer medicamento que le administraron resultó ser el incorrecto, lo que hizo que desarrollara arritmias y experimentara un aumento de peso bastante acuciante y rápido. Al darse cuenta, los profesionales de la clínica le cambiaron la medicación, dando con un regulador de los cambios de humor que no le ha causado ningún efecto secundario y que sí ha tenido impacto positivo, comenzando a notarse mejor al mes de estar tomándolo. Escriben en Yrittäjät que Joni ha logrado racionalizar su vida, pero al mismo tiempo siente que la medicación ha afectado su creatividad: "A veces he sentido que no me atrevo a tomar decisiones radicales como antes por culpa de la medicación".
"No corro riesgos innecesarios. A veces es frustrante porque mi pareja querría correr más riesgos y, al mismo tiempo, la razón me grita. He aprendido a vivir con eso. Es mejor seguir tomando la medicación, porque sin ella mis pensamientos se volverían más negativos", comentaba el paciente, que también ha tenido que hacer otros cambios rutinarios. Por ejemplo, su jornada laboral se ha acortado y ya no trabaja de la mañana a la noche, sino que termina sobre las 3:30 después del horario laboral habitual y los fines de semana se olvida del trabajo y los dedica por completo a descansar y disfrutar de su ocio.
Joni manifiesta que esto es gracias a la medicación, que le ha tranquilizado por completo en el trabajo. "Me ha enseñado a decir que no si no tengo tiempo para hacer algo. Hoy en día, la empresa hace una cosa correctamente y luego pasa a la siguiente. En el peor de los casos, podría haber siete obras superpuestas". Y mientras tanto, no quiso ocultar nada de sus problemas, decidiendo sincerarse y compartir abiertamente su diagnóstico en las redes sociales de la compañía, sin obviar para nada el problema que había tenido con el alcohol.
Esto, como explica él, ha sido algo muy bueno porque la respuesta general ha sido positiva. "Ya no tengo que ocultar nada. Desde que 'salí del armario', también he encontrado ayuda al hablar con otras personas y encontrar explicaciones y nuevas perspectivas. No me he arrepentido ni un instante de haber buscado ayuda", y es que Joni Hulkkonen ha sabido lo que es caer en el infierno, por lo que se anima a recomendar a quienes enfrentan problemas similares que no se cierren: "Deberías atreverte a buscar ayuda con un umbral bajo. He sido apoyo entre pares para dos conocidos que a veces llaman para pedirme opinión. Otras personas también se han atrevido a hablar cuando he planteado el problema públicamente".




