Preocupación entre los abuelos ante el nuevo estilo de vida conocido como SINK que atrae a los más jóvenes
Una tendencia cada vez más extendida que genera incertidumbres
Pareja sin hijos, ilustración / Malte Mueller
Durante muchos años, el objetivo general de las personas solía ser formar una familia. Encontrar una pareja, contraer matrimonio y tener hijos como forma natural de vida, sin embargo, en los últimos años se han ido produciendo una serie de cambios que están motivados, sobre todo, por factores sociales y económicos que han propiciado un cambio de actitud generacional, surgiendo una tendencia en la que cada vez más personas deciden abandonar esos patrones tradicionales, adoptando un estilo de vida que se ha definido como SINK.
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Como explican en Femcafe, ese nombre viene de las siglas de 'Single Income, No Kids', que tiene que ver con que se centran en el desarrollo personal sin pensar en más allá que el presente. Las personas definidas como SINK suelen ser solteras o están pareja, pero no tienen hijos, siendo su máxima destinar los ingresos que generan en sus propias necesidades en lugar de en obligaciones familiares a largo plazo, gastando su dinero en viajes, desarrollo personal, aficiones y acumulación de experiencias individuales.
Esta independencia suele ser muy atractiva en la actualidad por el control absoluto que se tiene sobre la vida cotidiana, pero genera ciertas dudas en sectores más tradicionalistas, como las generaciones mayores, que ven esta tendencia con preocupación porque consideran que podría debilitar los lazos familiares de siempre. Sin embargo, no solo es un movimiento que haya surgido por la decisión directa de los jóvenes, sino que está altamente influenciado por el contexto de inestabilidad en el que se encuentran.
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Atractivo SINK y consecuencias
En el medio húngaro señalan que la popularidad del estilo de vida SINK se explica por varios factores, estando en el centro de todo la incertidumbre económica. Condicionantes tan decisivos como los precios inmobiliarios, el coste de la vida y la competencia en el mercado laboral provocan que la idea de formar una familia estable se considere prácticamente inalcanzable para muchos jóvenes, por lo que la opción de vivir solos y sin hijos hace que mantenerse con sus ingresos sea más factible y cómodo, pudiendo destinar más para sus propios fines. Pero no todo es el aspecto económico.
Esta tendencia tiene el atractivo de la sensación de libertad que da a las generaciones más jóvenes. La flexibilidad, la oportunidad de viajar y el desarrollo personal continuo se han convertido en puntos más importantes para ellos que comprometerse a largo plazo, porque los SINK basan sus decisiones únicamente en sus propios deseos y objetivos. Y todo esto también está altamente reforzado por el contexto digital en el que nos encontramos y el contenido que se vende en redes sociales, bombardeando constantemente a los usuarios con experiencias únicas, viajes y estilos de vida de lujo como la fuente de la felicidad basada en la libertad personal y la independencia financiera.
De esta manera, el estilo de vida SINK preocupa a los abuelos por las consecuencias que podría tener a medio y largo plazo. A nivel social, con menos nacimientos se puede provocar un declive poblacional, e indirectamente llegaría a causar problemas económicos y sociales, con una población cada vez más envejecida y una carga enorme en el sistema de pensiones. Además, los lazos familiares se verían deteriorados. Igualmente, los expertos sugieren que no necesariamente hay que rechazar o estigmatizar la tendencia SINK, sino que todo reside en mejorar las condiciones sociales y económicas para que los jóvenes puedan tener la opción de formar una familia con seguridad financiera y, a partir de ahí, que ser SINK sea una decisión y no su única posibilidad de sobrevivir.
