Este es el recibo del cajero automático que nunca debes dejar en el bolsillo
Un recibo puede parecer un detalle sin importancia, pero no lo es

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Acabas de retirar dinero, hacer un pago o consultar tu saldo en un cajero automático. La pantalla te pregunta si quieres el recibo y, casi sin pensarlo, pulsas “sí”. Lo guardas en el bolsillo, como si fuera un simple trozo de papel sin importancia. Pero esa pequeña hoja encierra más información de la que imaginas y, en las manos equivocadas, puede convertirse en la llave de un fraude.
Aunque no muestre tu contraseña ni el número completo de tu tarjeta, un recibo revela datos sensibles: los últimos dígitos de la tarjeta, el saldo disponible, la cantidad retirada, la hora de la operación y el lugar exacto donde se realizó. Para cualquiera, puede parecer irrelevante. Para un estafador, en cambio, es material más que suficiente para construir una estafa creíble.
Con esos datos, un delincuente puede hacerse pasar por tu banco, llamarte o enviarte un correo electrónico personalizado y ganarse tu confianza con información que solo tú deberías conocer. Incluso algunos recibos contienen referencias internas que podrían usarse para falsificar comprobantes de pago y engañar a vendedores distraídos.
El riesgo no afecta solo a los usuarios particulares. En muchos pequeños negocios es común que los recibos de cajeros o TPV queden sobre el mostrador, a la vista de cualquiera. Esa práctica expone tanto a clientes como a propietarios, y en caso de fraude, puede derivar en responsabilidades legales.
Los expertos advierten, además, que el papel térmico con el que se imprimen estos comprobantes, aunque borra la tinta con el tiempo, conserva residuos químicos que pueden ser analizados para recuperar parte de la información.
Por todo ello, la recomendación es clara: si decides pedir recibo, guárdalo en un lugar seguro y destrúyelo cuanto antes. Nunca lo abandones en el coche ni lo tires a la basura sin cortarlo previamente. Muchos bancos ofrecen ya alternativas más seguras, como recibir el comprobante por correo electrónico o directamente en la aplicación móvil.
Un recibo puede parecer un detalle sin importancia, pero en realidad es un resumen de tu vida financiera inmediata. Guardado en tu bolsillo quizá no cause problemas, pero olvidado en la calle o en malas manos, puede ser el inicio de un engaño. La próxima vez que el cajero te pregunte “¿Desea el recibo?”, piénsalo dos veces.




