Unos vecinos en Reino Unido dicen "basta" al calor insoportable de las obras nuevas: "No compréis estos pisos"

En la urbanización Leaside Lock, al este de Londres, los carteles de protesta hablan por sí solos. Uno de ellos, pegado en la ventana de un piso en junio de 2024, advertía en grandes letras: “No compren estos pisos. Hace demasiado calor”. La pancarta fue fotografiada, subida a redes y rápidamente superó el medio millón de visualizaciones. Más de un año después, los vecinos aseguran que el problema persiste en plena ola de calor.

Lucian Ho, un estudiante de 21 años que vive en la azotea de una de las torres de 28 plantas, lo resume sin rodeos: “Cuando intento dormir por la noche, se me hace insoportable. Solo puedo abrir la ventana, no hay otra opción”.

El fenómeno no es aislado. Tower Hamlets, el distrito donde se ubica la urbanización, es el más densamente poblado del Reino Unido y ha experimentado un auge de rascacielos: 71 edificios de más de 20 plantas entre 2014 y 2024. Apenas cuenta con zonas verdes, lo que amplifica el efecto de isla de calor urbana.

Los expertos llevan tiempo advirtiendo: muchas viviendas nuevas no están diseñadas para soportar las temperaturas extremas que trae el cambio climático. El gobierno prepara una normativa para 2027, pero centrada sobre todo en aislar del frío invernal, no en mantener las casas frescas en verano.

“Es como vivir en una trampa”

En la misma calle que Leaside Lock se encuentra otro complejo, Three Waters, donde Sandra Monteiro, profesora de 41 años, asegura que el termómetro de su piso alcanzó los 33 ºC este verano. “Nuestras temperaturas no bajaron de los 27 ºC durante dos meses. El calor provoca dolores de cabeza, agotamiento y sensación de falta de aire. Es mi primer verano con estas temperaturas y no sé si quiero seguir viviendo aquí”, confiesa.

Monteiro compró el 25% de la vivienda junto a su marido por unos 140.000 euros, a lo que se suma un alquiler mensual de 1.466 euros. La pareja lamenta que, aunque abran las ventanas, el ruido y el polvo de la autopista A12 hacen que la situación sea todavía peor.

Entre la incomodidad y el riesgo para la salud

El calor en interiores no solo resta calidad de vida, también puede ser mortal. La Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido calcula que durante las olas de calor de 2024 murieron unas 358 personas en sus hogares, en gran parte porque el calor agravó enfermedades respiratorias, cardiovasculares o neurológicas.

Chris Brown, de 76 años, vecino del bloque Kestrel House en Islington, vive en la planta 17 y asegura que su piso rara vez baja de los 27 ºC en verano. En olas de calor anteriores su termómetro llegó a marcar 35 ºC. Con problemas cardíacos y síndrome de fatiga crónica, tuvo que instalar un aparato de aire acondicionado para proteger su salud: “Es como vivir dentro de un horno de ladrillos. Me agota y empeora mi enfermedad”.

Los ayuntamientos piden soluciones

Desde los consistorios se insiste en que este problema debe abordarse de manera urgente. Rowena Champion, concejala de medio ambiente y transporte de Islington, reconoce que muchos pisos fueron construidos sin tener en cuenta el calor extremo: “Tiene un impacto real, especialmente en mayores, personas con enfermedades o familias con bebés. Combatir el sobrecalentamiento debe ser una prioridad compartida entre ayuntamientos, promotores y el gobierno”.

Mientras tanto, algunas constructoras, como Peabody o Guiness Homes, aseguran que ya trabajan en medidas de ventilación, sombreado y materiales más frescos. Sin embargo, para los vecinos que sufren temperaturas de hasta 33 ºC dentro de sus casas, las promesas saben a poco.