Pide 30 tazas de té, obliga al transportista a escribir su nombre en cada una de ellas y dos años después llama el karma a la puerta
Lo que empezó siendo un gesto inofensivo terminó convirtiéndose en un incidente viral

Catherine Falls Commercial

Lo que empezó siendo un gesto inofensivo terminó convirtiéndose en un incidente viral que dañó la reputación de una conocida marca de papelería. El pasado 16 de agosto, un empleado realizó un pedido personal de 30 tazas de té, exigiendo al repartidor que escribiera en cada una el nombre del destinatario. La escena se difundió rápidamente en redes sociales y desató una ola de críticas hacia la empresa, pese a que el encargo fue privado y no institucional.
La compañía confirmó los hechos y suspendió de inmediato al trabajador mientras investigaba lo ocurrido. Poco después, intervino como mediadora y consiguió que ambas partes —empleado y repartidor— alcanzaran un acuerdo amistoso para dar por cerrado el caso. Sin embargo, la polémica ya estaba en marcha.
Para contener los daños, la empresa emitió un comunicado público en el que lamentó lo sucedido y pidió a la opinión pública que no generalizara la responsabilidad a sus casi 1000 empleados. Además, anunció una batería de medidas internas para reforzar la disciplina laboral: revisión de las normas que prohíben consumir durante el horario de trabajo, publicación de un Código de Conducta Comunitaria, programas de formación en comunicación y resolución de conflictos, así como un repaso a los mecanismos legales de protección de la marca.
La compañía subrayó que cuenta con más de seis décadas de historia y que su plantilla incluye perfiles muy diversos, desde personal de oficina hasta repartidores y trabajadores de almacén. Recalcó también su compromiso de construir un entorno más civilizado y sostenible para clientes y empleados, pidiendo disculpas por el impacto negativo que este caso haya podido causar.
El repartidor implicado, por su parte, se despidió públicamente tras confirmar el incidente. En una carta compartida en redes, explicó que había trabajado dos años en la empresa y que durante ese tiempo había completado 3.781 pedidos y recorrido casi 12.500 kilómetros.
Pese a la resolución interna, la crisis de reputación no se ha frenado. Decenas de usuarios han comenzado a puntuar con una estrella las tiendas de la marca en Google Maps, lo que afecta de forma directa a su imagen digital y amenaza con dejar secuelas más duraderas que el propio incidente.




