El dueño testarudo de la casa más famosa de China finalmente se muda por el ruido del tráfico
Esta casa es apodada como el Ojo de Jinxi
El propietario de la casa más famosa de China, apodada el Ojo de Jinxi, finalmente ha abandonado su residencia tras no poder soportar el ruido constante de los vehículos que circulaban día y noche. La vivienda se convirtió en noticia el pasado abril, cuando una autopista fue construida rodeándola por completo.
Como muchos otros vecinos, Huang Ping se negó en un principio a vender su propiedad pese a las ofertas del gobierno provincial. Mientras los demás aceptaban la compensación y se mudaban, él decidió resistir. Los medios locales informaron que había rechazado una oferta de unos 205.000 euros, una suma considerable para la zona.
La negativa tuvo consecuencias. El gobierno siguió adelante con la obra y la casa quedó aislada en mitad de la autopista. Desde el aire, la residencia parecía un ojo en medio del asfalto, pero sin ninguna medida de insonorización pronto se volvió casi inhabitable. En abril, con el tráfico en marcha, la situación se hizo insostenible.
Huang y su familia aguantaron durante un tiempo, pero el ruido permanente y el temor a que un camión se estrellara contra la vivienda acabaron obligándolos a marcharse. No se sabe con exactitud cuándo abandonaron la casa, pero los vecinos lo notaron hace unas semanas, al ver las ventanas rotas y la maleza creciendo alrededor del edificio.
En declaraciones a los medios, Huang confirmó que habían decidido mudarse porque ya no podían soportar ni el ruido ni la sensación de peligro constante. La familia alquila ahora una casa en un pueblo cercano y aún no ha decidido qué hacer con su antigua vivienda.
La historia ha generado todo tipo de reacciones en redes sociales chinas. Algunos usuarios ironizan diciendo que Huang necesita valor para soportar las burlas de sus vecinos, mientras otros señalan que en una zona montañosa y aislada la casa apenas tendría valor de mercado sin las infraestructuras del gobierno.
Los lugareños lo apodaron “el propietario más testarudo de China”, y su casa, convertida en un extraño islote rodeado de tráfico, se transformó en un lugar muy visitado por curiosos que acudían a fotografiarla.
