Aparecen los primeros informes que miran con lupa los bufets de desayuno y sobrevuela la idea de retirarlos
Durante años, el desayuno buffet fue símbolo de lujo hotelero

Buffet de desayuno / Archivo

Durante años, el desayuno buffet fue símbolo de lujo hotelero. Mesas interminables repletas de panqueques, bollería, huevos revueltos, fruta fresca y embutidos ofrecían la promesa de abundancia. Sin embargo, hoy este formato está en el centro del debate por su impacto ambiental y el enorme desperdicio de alimentos que genera.
El Informe del Índice de Desperdicio de Alimentos 2024 del PNUMA reveló que el año pasado se tiraron 1.050 millones de toneladas de comida en todo el mundo, de las cuales un 28 % procedía de servicios de restauración. Los desayunos tipo buffet figuran entre los más derrochadores, ya que generan más del doble de residuos que los desayunos servidos en plato: unos 300 gramos frente a 130 gramos.
Más allá de la comida desaprovechada, este modelo implica un gasto invisible de tierra, agua, energía y mano de obra, además de aumentar las emisiones de gases de efecto invernadero cuando los restos terminan en vertederos. “Reducir el desperdicio de alimentos es una forma eficaz de marcar la diferencia, y el desayuno es un buen punto de partida”, explica Jocelyn Doyle, de la Asociación de Restaurantes Sostenibles.
Ante esta situación, muchos hoteles están buscando alternativas más sostenibles. En los Scandic Hotels del norte de Europa han reducido el tamaño de pasteles y bollería, ofreciendo la posibilidad de repetir para evitar el exceso en los platos. En los Ibis, presentes en 70 países, optan por platos más pequeños. En el Novotel Bangkok Sukhumvit han decidido apelar a la conciencia del cliente con mensajes en el buffet que recuerdan: “Llévate solo lo que puedas comer”.
El objetivo no es acabar con el desayuno buffet, sino rediseñarlo para hacerlo más eficiente y respetuoso con el medio ambiente. Una transformación silenciosa que empieza a extenderse por la industria hotelera global.




