5 cosas que es mejor no vender en un mercadillo ahora mismo: "Hay un exceso de oferta"

El negocio de los mercadillos sigue las modas casi tan rápido como las grandes marcas. Heidi Airaksinen, que dirige junto a su marido Tero la cadena de mercadillos Kellari, lo ha visto de cerca desde 2008. Con locales en Forssa, Hämeenlinna, Riihimäki y Hyvinkää —y uno más que abrirá en Pori en noviembre—, ha aprendido a reconocer qué productos vuelan de las estanterías y cuáles se quedan criando polvo. "En algunos, actualmente, hay un exceso de oferta"

Airaksinen asegura que las tendencias actuales recuerdan a los años 2000: pantalones de tiro alto, bolsos tipo “plátano” o zapatillas deportivas se venden como nunca. Pero también hay artículos que hoy en día resultan casi imposibles de colocar.

Zapatos de tacón

Según Heidi, los zapatos abiertos y de tacón ya no tienen salida. Los compradores buscan comodidad: zapatillas, bailarinas o modelos de marcas como Nike, Converse, Vans o las clásicas Dr. Martens, que siempre se agotan. Solo algunos tacones de alta calidad, como los Palmroth de piel, pueden encontrar comprador.

Porcelana y vajilla Arabia

Lo que hace años era un éxito seguro —como las jarras y tazas de café básicas de la firma finlandesa Arabia— hoy acumula polvo. Sin embargo, colecciones como Ruska han vuelto a ponerse de moda y el esmalte o el vidrio finlandés siguen siendo un acierto.

Ropa demasiado pequeña

Las tallas XS o la ropa vintage estrecha rara vez encuentran dueño. En cambio, Heidi ha notado un giro claro en los últimos años: las prendas de mujer en tallas L o superiores se venden mucho mejor.

Trajes de hombre

Los trajes apenas tienen salida, salvo que sean actuales o juveniles. En cambio, la ropa masculina de estilo más moderno o casual tiene más demanda que oferta.

Productos fuera de temporada

La regla es sencilla: en verano se venden vestidos florales y en invierno chaquetas acolchadas. Aunque, como matiza Heidi, hay excepciones. Un abrigo elegante puede colocarse incluso en pleno verano y muchas familias compran ropa infantil con meses de antelación para adelantarse al crecimiento de los niños.