Una familia abre el viejo granero y da con un coche polvoriento oculto durante 40 años que vale más de un millón de dólares

Una familia estadounidense encontró tras la muerte de un pariente un Mercedes-Benz 300SL Roadster de 1960, con apenas 23.000 kilómetros en el odómetro.

El propietario original, un hombre del Medio Oeste, se enamoró del coche en los años 70 y lo compró en 1976, cuando ya hacía más de una década que había dejado de fabricarse. Sin embargo, en lugar de disfrutarlo al volante, lo aparcó en un granero de Indiana y allí permaneció olvidado durante cuatro décadas. El motivo de este abandono sigue siendo un misterio.

Cuando el coche salió a la luz, apareció cubierto de polvo, pero conservaba su pintura azul grisácea original, descolorida por el paso del tiempo hasta volverse plateada. Su rareza es indiscutible: solo se fabricaron 1.458 unidades del 300SL Roadster, de las cuales 249 corresponden a 1960. Su bajísimo kilometraje lo convertía en un ejemplar único para los coleccionistas.

Tras el hallazgo, el vehículo llegó a Gullwing Motor Cars, empresa especializada en clásicos europeos y americanos. Allí decidieron no restaurarlo, sino ofrecerlo tal cual: un auténtico “barn find”, con su tapicería original, su pintura desvaída y toda la historia que lo acompaña. Esa autenticidad es precisamente lo que lo hace tan valioso.

El coche se puso a la venta por 1.010.000 euros, un precio acorde con su estado, rareza y procedencia. Poco después, fue adquirido por un nuevo propietario cuyo nombre y cifra final pagada se mantienen en secreto.

Un hallazgo así confirma por qué los 300SL Roadster son considerados uno de los mayores iconos de la historia del automóvil.