Descubre por casualidad que ha ganado 100.000 euros en la lotería y su alegría dura poco y nada
Una ilusión tremenda que traía consigo un giro inesperado

Puesto de lotería / Exclusive Lab

Una de las grandes esperanzas de casi todo el mundo es que le toque la lotería y poder recolectar un buen pellizco para poder vivir mejor, incluso si es mucho el montante ganado, poder tener un retiro soñado lejos de las preocupaciones financieras normales. Para eso tienen que darse varias premisas, las más simples son las de jugar y la de tener suerte, pero influyen algunos factores más para que el objetivo final se materialice.
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Estadísticamente es bastante complicado que se dé el hecho de que te toque mucho dinero jugando, aún así pasa a algunas personas que tienen su gran golpe de suerte. Imagínate que ese fueras tú, que has tenido la inmensa fortuna de que cuentas con el boleto ganador. Piensa en tu reacción, en la felicidad y locura que te recorrería el cuerpo y ese momento en el que vas a cobrar el montante a la administración, al local de venta o al banco. Sería maravilloso, pero aún así no hay que lanzar las campanas al vuelo.
Seguramente, con la emoción del momento revisarías los números una y otra vez, con mucho detenimiento, pero no es lo único que habría que observar al dedillo. Hay que mirar todo, si el billete está en buen estado, si está validado y también algo muy importante: la fecha de emisión y el tiempo que se tiene para cobrarlo. ¿Crees que es imposible que se te pase el plazo? Cuidado con ese pensamiento, porque esto ya ha pasado más de una vez.
Un afortunado desafortunado
En el medio Neakriti contaron un increíble incidente que ocurrió en Creta (Grecia), cuando un residente de Mesara encontró un billete de lotería olvidado que había acertado el primer número. Esto lo dejó sin aliento porque se dio cuenta de que el montante que llevaba consigo el premio máximo era de más de 100.000 euros, pero ese momento de alegría y de lo que pensaba que era buena suerte se tornó en desazón y desesperación poco después.
El hombre cogió el billete de lotería que había estado guardado y olvidado durante mucho tiempo en un cajón de su casa de verano y lo llevó al distribuidor de lotería Dimitris. Allí se le confirmó que el boleto estaba premiado, pero había una mala noticia que dejó su alegría rota en cuestión de segundos: la fecha límite de cobro de seis meses, establecida por la Dirección de Lotería del Estado, se había superado y no podía cobrarlo. De esta forma, lo que creía que iba a ser un momento increíble, se convirtió en uno de los mayores chascos de su vida.




