Selecciona tu emisora

Ir a la emisora
PerfilDesconecta
Buscar noticias o podcast

El legado invisible de la Segunda Guerra Mundial amenaza al Pacífico 80 años después

Han pasado 80 años desde que Japón firmara su rendición oficial el 2 de septiembre de 1945

Ippei Naoi

Han pasado 80 años desde que Japón firmara su rendición oficial el 2 de septiembre de 1945, poniendo fin a la Segunda Guerra Mundial. Pero en muchas islas del Pacífico, la guerra no ha terminado del todo. Permanece, silenciosa y peligrosa, en forma de barcos hundidos, municiones sin detonar y sustancias tóxicas ocultas bajo tierra y mar.

A lo largo de cuatro años de intensos combates entre Japón y las fuerzas aliadas, la región se convirtió en un campo de batalla que dejó miles de cicatrices. Más de 3.800 naufragios aún reposan en el fondo del océano Pacífico, muchos de ellos cargados con combustible, metales pesados y explosivos que, con el paso del tiempo, comienzan a filtrarse.

Lo que una vez fueron frentes de guerra, hoy son ecosistemas en riesgo. Arrecifes de coral, manglares y comunidades pesqueras conviven con un legado invisible pero muy real: plomo, cadmio, ácidos y residuos explosivos que afectan la biodiversidad... y posiblemente también la salud humana.

"Mi hijo encontró una bomba jugando en la playa"

No es ficción. En las Islas Salomón, hace apenas un año, fueron descubiertas más de 200 bombas enterradas bajo una escuela. En Kiribati y Tuvalu, el paso del ciclón Pam en 2015 dejó al descubierto municiones de la Segunda Guerra Mundial, arrastradas por el mar. En Puerto Rico, estudios recientes revelaron que peces y otros animales marinos ya contienen compuestos tóxicos que se han filtrado desde proyectiles oxidados y bombas olvidadas.

Los riesgos son múltiples: contaminación de aguas, alteraciones hormonales por metales pesados, e incluso cáncer. Un estudio británico encontró que los técnicos de munición expuestos a explosivos tenían tasas de cáncer de vejiga mucho más altas que la media. Aunque la investigación en el Pacífico sigue siendo limitada, las primeras evidencias preocupan.

El calentamiento global empeora todo

A medida que el clima cambia, los fenómenos extremos empeoran. Ciclones, inundaciones y subidas del nivel del mar no solo agravan los daños ambientales, sino que también remueven y desplazan restos de guerra que estaban ocultos.

Un caso emblemático es el del Runit Dome en las Islas Marshall, una estructura construida para contener residuos radiactivos de las pruebas nucleares de EE. UU. Hoy, con el aumento del nivel del mar y las grietas visibles en su superficie, el temor es que los materiales radiactivos acaben contaminando el océano.

Investigaciones científicas advierten que las tormentas podrían elevar hasta 84 veces la radiactividad en los sedimentos de la zona.

En lugares como Papúa Nueva Guinea, Palaos o las Islas Salomón, este legado es parte de la vida cotidiana. Agricultores, pescadores y niños siguen encontrando artefactos de guerra mientras trabajan, juegan o cultivan.

Y si bien hay esfuerzos como la Operación Render Safe, liderada por Australia para limpiar restos explosivos, la magnitud del problema requiere una respuesta más firme y global.

Una oportunidad para actuar

El 80.º aniversario del fin de la guerra es también un momento para asumir responsabilidades. Gobiernos como los de Estados Unidos, Japón, Australia o Nueva Zelanda tienen la oportunidad de liderar una respuesta que no se limite a limpiar bombas, sino que incluya la restauración de ecosistemas, el monitoreo de la salud humana y la escucha activa de las comunidades del Pacífico.

Porque para ellos, el conflicto aún no ha terminado. Y porque, como demuestra la ciencia, las guerras pueden seguir hiriendo mucho después de que se firme la paz.

 

Directo

  • Cadena SER

  •  
Últimos programas

Estas escuchando

Hora 14
Crónica 24/7

1x24: Ser o no Ser

23/08/2024 - 01:38:13

Ir al podcast

Noticias en 3′

  •  
Noticias en 3′
Últimos programas

Otros episodios

Cualquier tiempo pasado fue anterior

Tu audio se ha acabado.
Te redirigiremos al directo.

5 "

Compartir