Selecciona tu emisora

Ir a la emisora
PerfilDesconecta
Buscar noticias o podcast

Preocupación entre los científicos ante la gradual desaparición del iceberg más antiguo y grande del mundo

Se está rompiendo rápidamente en aguas cálidas del Atlántico Sur

Después de casi cuatro décadas a la deriva, el iceberg más grande del mundo —conocido como A23a— está llegando al final de su extraordinario viaje: se está rompiendo rápidamente en aguas cálidas del Atlántico Sur y derritiéndose, tal como lo han hecho miles de icebergs antes que él a lo largo de la historia del planeta.

Este coloso helado, que en su momento llegó a tener un tamaño comparable a la isla hawaiana de Oahu, se encuentra ahora desintegrándose en varios bloques gigantes, según informaron científicos del British Antarctic Survey (BAS), que han seguido de cerca su recorrido desde que se desprendió en 1986 de la plataforma de hielo Filchner-Ronne, en la Antártida.

Aunque otros icebergs lo han superado brevemente en tamaño, A23a ha ostentado durante más tiempo el título del "iceberg más grande del mundo", gracias a una longevidad inusual. A diferencia de la mayoría, logró alargar su existencia al quedar encallado dos veces en aguas frías, lo que retrasó su descomposición natural. Pero ahora, a punto de cumplir 40 años, su fin parece inevitable.

Según Andrew Meijers, oceanógrafo del BAS, A23a se ha reducido ya a unos 1.700 km² —más o menos el tamaño del Gran Londres— y se encuentra en una zona del océano donde los icebergs de ese tamaño simplemente no pueden sobrevivir. Las temperaturas del agua, muy por encima del punto de congelación, acelerarán su desintegración en las próximas semanas.

Ted Scambos, investigador principal de la Universidad de Colorado en Boulder, aclara que este proceso no está necesariamente ligado al cambio climático: “Es parte del ciclo de vida normal de los icebergs, algo que ha sucedido durante milenios. Es espectacular, pero natural”, afirma.

Lo que sí ha sido excepcional es la trayectoria de A23a. Tras su desprendimiento en los años 80, quedó casi de inmediato varado en el fondo marino del mar de Weddell. No fue hasta 2020 cuando logró liberarse, comenzando su deriva hacia mar abierto en 2023. En agosto de 2024 volvió a encallar, esta vez girando lentamente dentro de un vórtice oceánico conocido como columna de Taylor. Finalmente, fue arrastrado por las corrientes hacia el norte, protagonizando un último episodio dramático al acercarse peligrosamente a la isla Georgia del Sur en marzo de este año, aunque encalló a unos 130 kilómetros de la costa, evitando un impacto directo sobre las colonias de focas y pingüinos.

Hoy, con la llegada de la primavera austral y rodeado de aguas cálidas, A23a se está fragmentando en pedazos cada vez más pequeños. Pronto, dejará de ser visible incluso por satélite, poniendo fin a una era para los científicos que lo han monitorizado durante décadas.

Sin embargo, su desaparición no será en vano. Muestras tomadas a lo largo de su recorrido están ayudando a los investigadores a entender mejor cómo influyen estos gigantes de hielo en el ecosistema marino: desde el impacto del agua dulce en el océano hasta su influencia en los niveles de carbono.

"Es otra oportunidad para comprender los procesos que rigen los megaglaciares", concluye Scambos. “Y estos son clave para predecir cómo evolucionará el nivel del mar a largo plazo, dentro de décadas o incluso siglos”.

 

Directo

  • Cadena SER

  •  
Últimos programas

Estas escuchando

Hora 14
Crónica 24/7

1x24: Ser o no Ser

23/08/2024 - 01:38:13

Ir al podcast

Noticias en 3′

  •  
Noticias en 3′
Últimos programas

Otros episodios

Cualquier tiempo pasado fue anterior

Tu audio se ha acabado.
Te redirigiremos al directo.

5 "

Compartir