El capitán y el copiloto consumieron alcohol, el tripulante cannabis y el aterrizaje fue acorde a la situación
Las condiciones en las que estaban eran un mal augurio

Cabina de piloto / 4FR

Hace un par de meses se produjo un suceso muy extraño en Nigeria, el cual podría haber terminado en catástrofe muy fácilmente. La mañana del 13 de julio, un avión de pasajeros Boeing 737-500 de Air Peace en el que iban 103 pasajeros y tripulantes a bordo se aproximaba al aeropuerto de Port Harcourt, y aunque el tiempo estaba tranquilo, la visibilidad era de 7.000 metros y la nubosidad era de 210 metros, tuvieron un percance.
Más información
Como relatan en Tekniikka & Talous, se produjo un aterrizaje de lo más apurado, llegando a pasarse los límites de pista y generando el caos en la terminal, se temía lo peor. Por suerte, nadie resultó herido, pero esta situación podría haber acabado en desgracia, y aunque pudiéramos pensar que habían tenido algún fallo técnico en la aeronave, la realidad ni se acercó a esa explicación. Todo fue más complicado.
Resulta que todo fue causado por el estado de los encargados de manejar el avión, por lo que se comenzó una investigación para determinar las verdaderas causas de lo ocurrido. En el medio finlandés informan que los investigadores de accidentes aéreos de Nigeria han publicado un informe provisional sobre el accidente aéreo, el cual definen como interesante, sobre todo por la descripción un tanto inusual que el capitán hizo de lo sucedido.
Relato del accidente
Exponen que el avión se encontraba en una aproximación ILS a la pista 21 cuando el capitán, que era el piloto al mando, desactivó el modo automático a una altitud de 500 pies (aproximadamente 150 metros). Este relataba que "a 400 pies (unos 120 metros) me di cuenta de que estábamos por encima de la trayectoria de planeo, y antes de darme cuenta habíamos cruzado el umbral a 200 pies (unos 60 metros)", apuntando en el medio que, en una aproximación típica, se supone que dicho umbral se cruza a los 50 pies (alrededor de 15 metros).
"El copiloto me dijo que parara, pero creí que podía aterrizar con seguridad, así que continué", exponía el capitán. Según los datos, la pista de Port Harcourt tiene tres kilómetros de longitud, pero no fueron suficientes y el Boeing 737 aterrizó a 2.264 metros del umbral de la pista, frenando durante 945 metros antes de finalizar el aterrizaje por completo a 209 metros de la pista. Podría haber acabado muy mal, pero no hubo heridos. Por suerte.
Las consecuencias pueden ser bastante graves incluso sin víctimas, puesto que los análisis de sangre realizados después del suceso demostraron la presencia de etilglucurónido en la sangre del capitán y del primer oficial, es decir, habían consumido alcohol, mientras que también se encontró THC, sustancia presente en el cannabis, en el análisis sanguíneo de uno de los tripulantes de cabina. Así, sabiendo que no estaban sobrios, se explican mejor los errores. Menos mal que no se produjeron mayores daños.




