Los secretos japoneses con sus hortensias en otoño ara evitar una decepción floral al año siguiente
Allí, la poda otoñal no es solo una rutina: es casi un ritual

Cute kid watering purple hydranges in a garden, with a watering can. / Catherine Falls Commercial

Cuando llega el otoño, muchos jardineros —tanto novatos como expertos— se enfrentan a la misma duda frente a sus hortensias: ¿cuándo y cómo podarlas? En Japón, esa pregunta tiene respuesta desde hace generaciones. Allí, la poda otoñal no es solo una rutina: es casi un ritual. Y es precisamente ese gesto el que permite que sus jardines exploten de color cada primavera, con hortensias majestuosas y perfectamente estructuradas.
¿El secreto? Una poda precisa, hecha en el momento justo, con herramientas adecuadas y con respeto por el ritmo de la naturaleza.
El otoño, el momento perfecto (si sabes cómo)
A diferencia de muchos jardines europeos, donde la poda suele hacerse tarde o de forma incorrecta, en Japón se aprovecha el otoño para intervenir con suavidad. En esta época, la planta entra en reposo: la savia deja de fluir, las hojas caen y la estructura de la hortensia queda al descubierto. Cortar entonces favorece una recuperación rápida y vigorosa en primavera, sin arriesgarse a que los nuevos brotes sufran con las heladas invernales.
Pero atención: no todas las hortensias se podan igual. Algunas florecen en madera nueva (las ramas del año en curso), otras en madera vieja (ramas del año anterior). Cortar mal significa despedirse de las flores durante un año entero.
La técnica japonesa: precisión, observación y respeto
En Japón, la poda es casi un arte. Se realiza con tijeras bien afiladas y desinfectadas antes de cada uso, y se prioriza un corte limpio, inclinado, justo por encima de un brote sano. Nada de cortes bruscos o ramas arrancadas. Cada movimiento es deliberado y va precedido de una observación atenta: ¿hay ramas secas? ¿Enredos? ¿Zonas que bloquean la luz? Todo eso se elimina con delicadeza para permitir una mejor ventilación en el centro del arbusto.
Además, en la cultura japonesa se presta especial atención a los detalles:
- Se riega el suelo unos días antes, para reducir el estrés hídrico.
- Se limpia la base del arbusto y se coloca una lona para recoger restos.
- Se elige un día seco y templado, para evitar que se propaguen enfermedades.
Toda la escena se convierte en una especie de momento meditativo, entre la jardinería y la ceremonia del té.
Lo que pasa si no podas… o si lo haces mal
Una hortensia mal podada puede parecer sana durante el invierno, pero en primavera muestra la realidad: pocas flores, estructura desordenada o directamente nada que florezca. Y no podarla nunca tampoco es la solución: envejece mal, acumula ramas muertas y pierde su forma.
En Japón, estos errores se consideran inaceptables. Allí, el respeto por el ritmo natural de la planta es clave. Esa sensibilidad, que combina técnica y contemplación, es lo que convierte una simple hortensia en el alma de un jardín.




