Selecciona tu emisora

Ir a la emisora
PerfilDesconecta
Buscar noticias o podcast

Una terapeuta familiar pide que dejemos de hacer esto por completo después de cumplir los 50 años

Se dedicó durante años a cuidar de otros como terapeuta en el servicio de salud especializado en abuso de sustancias

NurPhoto

Durante años, Heidi Kristin Håland, de 51 años, se dedicó a cuidar de otros como terapeuta en el servicio de salud especializado en abuso de sustancias. Pero cuando su esposo cayó enfermo en 2006 y ella tuvo que hacerse cargo de tres hijos pequeños —de 6 meses, 2 y 4 años—, dejó de cuidarse a sí misma.

“Y cuando él se recuperó, fue difícil encontrar una buena manera de volver a ser yo”, recuerda con serenidad.

La alerta llegó una tarde de septiembre de 2018, durante un partido de fútbol de sus hijos. “Salí de casa con un nudo en la garganta y lágrimas en los ojos. Me senté en el banquillo entre otros padres y, en ese momento, supe que si me movía aunque fuera un centímetro, me desplomaría”.

A pesar de ese colapso inminente, su primer pensamiento fue: “Mis hijos necesitan una mamá que trabaje”. Aun así, logró recomponerse y regresar a casa.

Ese fue el punto de inflexión. “Volví y le dije a mi esposo que esto ya no iba a funcionar. Me divorcié. Me elegí a mí misma y a mis hijos”.

Hoy, siete años después, Heidi Kristin ha reconstruido su vida y se dedica a acompañar a mujeres que, como ella, se han estrellado contra una pared.

“Nunca pensé que me podía pasar. Yo era la que siempre podía con todo”. Pero entonces su cuerpo habló. Se tomó seis meses de baja médica y, poco a poco, empezó su camino de vuelta. “Volví a trabajar a tiempo completo. Si hubiera estado solo agotada, habría tardado mucho más”.

Su experiencia le enseñó que quienes se derrumban no son débiles. Todo lo contrario: “Las mujeres que se estrellan contra el muro son inteligentes, emprendedoras y generosas. Tenemos una voluntad de acero, un corazón de oro y muchísima energía. Pero esas cualidades, en circunstancias desafortunadas, pueden agotarnos”.

El cansancio no es debilidad: es una señal

Durante su proceso de recuperación, Heidi Kristin empezó terapia y miró hacia dentro: “Tenía que analizar cómo pensaba sobre mí misma. Me di cuenta de que repetía cosas como: ‘No es tan difícil para mí’. Pero eso no se sostiene”.

La lección más importante fue esta: “Estoy siendo cuidada”. Esa mentalidad lo cambia todo.

“El pensamiento de que ‘no es tan malo para mí mientras a los demás les vaya bien’ no sirve. Si te agotas y vuelves al trabajo con esa misma mentalidad, te vas a volver a caer”.

Su trabajo actual le permite ver este patrón repetido: “Muchas de nosotras nunca vimos a nuestras madres ponerse límites. ¿Cómo se supone que aprendamos a hacerlo nosotras?”.

Y aunque pueda parecer fácil desde fuera, no lo es. “Me divorcié. Tuve que tomar decisiones difíciles sobre mi pareja, mis padres, mi trabajo. Si hubiera funcionado seguir igual, no habría chocado contra el muro”.

Heidi Kristin compara el autocuidado con una forma sostenible de dar: “Si te entregas por completo y luego te cansas, tu vida se convierte en un yoyó. El cuidado también. Lo ideal es encontrar una forma de cuidar que podamos mantener en el tiempo”.

Eso a veces implica hacer menos de lo que querríamos. Pero menos es más.

También ha aprendido a establecer límites con claridad. “Nunca habría podido hacerlo sin haber vivido lo que viví. Lo que hice durante toda mi vida adulta no tenía sentido. Nunca volveré a eso. Esa es mi promesa”.

Lo que ya no cree, ahora que tiene más de 50

En sus redes sociales, comparte con honestidad lo que ha dejado atrás:

  • “Ya no creo que deba asegurarme de que haya buen ambiente todo el tiempo”.
  • “No creo que sea egoísta por irme sola a la cabaña”.
  • “Ya no creo que no puedo exigir nada a quienes viven conmigo”.

Ahora se prioriza sin culpa. Si necesita correr antes de recibir invitados, sale a correr. Si sus hijos están en el sofá, se tumba con ellos.

“No hago nada por ellos que puedan hacer por sí mismos. Cocinamos juntos. Si no responden a qué hora quieren cenar, les digo: ¿Salgo a correr primero? Entonces enseguida empiezan a preparar la cena”, dice entre risas.

Sus hijos, ya adultos (de 19, 21 y 23), han crecido viendo cómo su madre se cuida. “Para ellos ha sido positivo. Recuerdo que mi hijo mayor, en 10.º grado, le sirvió pizza a sus amigos y luego dijo: ‘Menos mal que tengo tareas en casa, ¡Knut ni siquiera sabe calentar una Grandiosa!’”.

Hoy, Heidi Kristin ayuda a otras mujeres a no llegar tan lejos. A elegir su bienestar antes de que el cuerpo las obligue a parar.

“El respeto por ese muro es enorme. Me duele el corazón por quienes saben que van a volver a trabajar y no va a funcionar. Son mujeres con un corazón de oro. Pero ese corazón no hay que darlo a cualquiera. Y también se necesita una voluntad de hierro para cuidarse”.

 

Directo

  • Cadena SER

  •  
Últimos programas

Estas escuchando

Hora 14
Crónica 24/7

1x24: Ser o no Ser

23/08/2024 - 01:38:13

Ir al podcast

Noticias en 3′

  •  
Noticias en 3′
Últimos programas

Otros episodios

Cualquier tiempo pasado fue anterior

Tu audio se ha acabado.
Te redirigiremos al directo.

5 "

Compartir