Una familia se pone a buscar un bromista nocturno y resulta que detrás de todo había una simple babosa

Imagina que estás en casa tranquilamente y empieza a sonar el timbre. Seguramente, si no es una hora prudente, te asustarías porque podría estar pasando algo grave, tanto fuera como a cualquier persona que conocieras que pudiera estar buscando tu ayuda, pero también cabe la posibilidad de que tengas la ligera sospecha de que no es nada de eso porque haya sido recurrente que tocaran de vez en cuando y, al salir, hayas visto a unos cuantos niños corriendo.

Es bastante común en muchos países que los chavales jueguen a tocar el timbre y escapar antes de que los descubran. Es molesto, pero al final son cosas de niños y terminas dejándolo pasar, como hicieron Lisa y Dominik, una pareja que vive en Schwabach, en el estado federado de Baviera, al sur de Alemania. Esto lo recogía Publico diciéndonos que pasaba la media noche cuando empezaron a llamar, pero realmente pensaron que eran unos bromistas y no le hicieron demasiado caso.

Lisa le comentaba a Bild que "nos habíamos acostado... Pero no solemos abrir la puerta después de las 10 p. m., así que cuando sonó el timbre, intenté ignorarlo. Pensé que podrían ser los niños de la casa de enfrente". Como insistían, se asomaron a la ventana del piso de arriba, pero no lograban ver anda. "Oíamos el timbre, pero no vimos a nadie. La casa es vieja, cruje mucho, y no queríamos salir. Daba miedo", comentaba la mujer, que intensificó su temor cuando no dejaba de sonar y seguían sin descubrir quién estaba haciéndolo.

"Fue entonces cuando mi cuñada, que vive arriba, llamó y preguntó si nuestro timbre estaba sonando, ya que el suyo no paraba", afirmaba la protagonista, que ante lo que estaba sucediendo optó por llamar a la policía. Eso debería haber disuadido a quien lo estuviera haciendo, pero ante su incredulidad el timbre continuó después de que llegaran los agentes, que también se quedaron impresionados porque verificaron que no había nadie fuera. Fue entonces cuando se percataron de los sucedido.

Una babosa bromista

La familia estaba totalmente contrariada, así como la policía, por lo que se pusieron a investigar juntos para descubrir este misterio. En ese proceso fue cuando Dominik vio algo que estaba justo en el panel de la entrada del edificio, así que se acercó y se dio cuenta de que lo que estaba provocando todo este jaleo era una simple babosa, la cual había conseguido llegar hasta ahí y en su movimiento consiguió tocar una y otra vez los botones. Un hecho de lo más surrealista.

Dominik decía a Bild que "incluso se podía ver el rastro de mucosidad que dejaba al pasar por los sensores", así que lo que pensaron inicialmente como una broma, resultó ser un pequeño bichito que tenía ganas de dar una vuelta. Tras hacerse conocida la historia y resolver el caso, un portavoz de la policía de Schwabach bromeaba sobre cómo habían reducido al animal y le habían dado una lección "sobre los límites de su territorio", así como después "lo habían puesto en el césped". Sin duda, una peculiar anécdota que tendrá toda la vida esta pareja.