La máquina para cobrar no funciona y el gesto de confianza del dueño del restaurante con 70 clientes es para recuperar la fe en la humanidad
Una decisión arriesgada confiando en la honestidad de la gente

Ilustración sobre pagos con tarjeta / Javier Zayas Photography

Recientemente conocimos los datos de la última Estadística sobre pagos del Banco de España, que nos indicaban que las alternativas distintas al efectivo supusieron 6,5 billones de euros entre junio y diciembre de 2024, un 10,5% más en tasa interanual. Esta realidad se ha ido precipitando cada vez más desde la pandemia del coronavirus, a partir de la cual los patrones de consumo fueron cambiando, con un gran impulso al uso de medios de pago digital.
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Si bien, los expertos señalan que en este sentido hay una brecha digital clara, porque "no todo el mundo tiene capacidad para usar estas herramientas digitales", como decía Luis Garvía, director de riesgos del máster de ICADE, en Cadena SER, habiendo diferencias en los segmentos de edad de la población, con las personas mayores aún recurriendo al dinero en efectivo, algo que empieza a afectarles porque en muchos locales el abono mediante tarjeta empieza a ser la única opción dada.
Estos son algunos de los condicionantes a este tipo de pagos, pero hay algunos más. Así lo relataba en Il Dolomiti Luca De Cia, quien junto con su esposa Patrizia gestiona el restaurante Alla Stanga en Sedico, en la zona de Belluno (Italia), donde "el TPV no es algo habitual aquí, como en muchos otros lugares. Por eso, de vez en cuando hay que organizarse, sobre todo en épocas en que la mayoría de la gente anda sin efectivo". Aseguraba que allí "la geografía no ayuda, ni tampoco el mal tiempo", por lo que ese cambio se les antojaba complicado.

¿Llega el fin del dinero en efectivo?
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Una muestra de confianza
De Cia explicaba que "anhelábamos la tecnología, pero a menudo olvidamos que no es 100% fiable. La mayoría de los clientes llegan a nuestras instalaciones sin un solo euro en efectivo, y cuando ocurren cosas como la reciente, se convierte en un problema". Según exponen en el artículo, en los últimos días antes de la entrevista, el aparato para los pagos con tarjeta dejó de funcionar, teniendo un problema con aquellos que llegaban sin dinero.
"Cuando nos llamaron para reservar, les dijimos que teníamos un problema, pero (por suerte) llegaron muchos clientes, aunque varios no pudieron pagar su cena", y es que decía que "ahora es casi imposible encontrar gente con dinero en efectivo, incluso en los refugios de montaña". Con esta situación, decidieron hacer algo que es muy inusual en los tiempos que corren: confiaron en los clientes y les propuso que pagaran mediante transferencia bancaria. Es decir, que no lo harían inmediatamente, con el riesgo de que no llegaran a realizar la operación nunca.
El restaurador afirma que "debieron haber al menos 70 personas que pagaron sus facturas mediante transferencia bancaria", aunque pudieron ser más porque "en cierto momento, dejamos de contarlas". "Decidí confiar en ellos porque estoy convencido de que si confías, la confianza se reflejará en ti", exponía esperanzado Luca, que explicaba que "después de años de trabajo y experiencia, mi esposa y yo hemos dejado de enojarnos cuando los clientes reservan y no se presentan, y últimamente nos pasa lo mismo con los pagos. Nos dijimos: 'En el peor de los casos, la próxima vez nos haremos ricos", bromeaba sobre una acción que dice mucho sobre la esperanza que aún tiene en la honestidad del ser humano.




