Un estudio revela que ahora hasta los jóvenes tienen miedo de las consecuencias de la adicción al móvil
En la encuesta, realizada entre mayo y junio, participaron casi 3.000 adultos y más de 1.000 adolescentes

Un grupo de jóvenes con sus teléfonos móviles. / Xavier Lorenzo

Un nuevo estudio del Instituto Ifo de Múnich revela una creciente preocupación pública por el uso de redes sociales como Instagram o TikTok, tanto entre jóvenes como entre adultos en Alemania. Aunque las plataformas digitales se consideran una fuente de entretenimiento e información, cada vez son más quienes reconocen los riesgos asociados, especialmente en términos de salud mental, concentración y rendimiento académico.
En la encuesta, realizada entre mayo y junio, participaron casi 3.000 adultos y más de 1.000 adolescentes. Uno de los datos más llamativos es que el 47 % de los adultos preferiría vivir en un mundo sin redes sociales. Aunque esta opinión es menos común entre los jóvenes (solo un 19 % piensa lo mismo), incluso entre ellos hay cierto deseo de regulación: el 47 % está algo o totalmente a favor de prohibir las redes a menores de 16 años, una medida que cuenta con un apoyo del 85 % entre los adultos.
Los datos muestran que muchos usuarios, especialmente jóvenes, viven una relación ambivalente con las redes. Aunque el 69 % de los adolescentes prefiere seguir viviendo con redes sociales, también reconocen el exceso de tiempo que les dedican y los efectos perjudiciales que pueden tener. Un 78 % afirma pasar más de una hora al día en redes entre semana, cifra que sube al 87 % los fines de semana. Uno de cada diez incluso supera las siete horas diarias en días no lectivos.
El fenómeno FOMO (miedo a perderse algo) parece tener un fuerte arraigo entre los jóvenes: más de la mitad seguiría conectado a las redes sociales incluso si todos los demás las abandonaran. Y aunque se les preguntó cuánto dinero tendrían que recibir para cerrar sus cuentas durante un mes, el 18 % respondió que no lo haría por ninguna suma, y un 7 % solo lo consideraría si la oferta superase los 50.000 euros. Para muchos adolescentes, las redes sociales no son una opción, sino una necesidad vital.
En cuanto a los efectos concretos, el estudio destaca que el 77 % de los adultos y el 61 % de los adolescentes perciben un impacto negativo en la salud mental por el uso continuado de redes. También hay preocupación por la salud física (74 % de adultos y 66 % de adolescentes) y por el rendimiento académico. Solo se destaca un beneficio claro: el acceso a información.
La educación tampoco escapa al debate. Una mayoría apoya la prohibición del uso de teléfonos móviles en las escuelas, especialmente en primaria. El 63 % de los adultos y el 58 % de los jóvenes están a favor de vetar el móvil en clase en secundaria. Durante el recreo, las opiniones están más divididas, aunque también con una ligera mayoría favorable a la restricción.
La presidenta de la Asociación Alemana de Filólogos, Susanne Lin-Klitzing, ha defendido la necesidad de preservar las aulas como espacios libres de distracciones: "Las escuelas deben seguir siendo lugares de aprendizaje y desarrollo personal, no mercados digitales de redes sociales".
El informe refleja una sociedad que, aunque integrada en la cultura digital, comienza a cuestionar su impacto a largo plazo. Y si bien desconectarse por completo puede no ser viable para todos, especialmente entre los más jóvenes, el debate sobre límites, regulación y responsabilidad está más vivo que nunca.




