Los científicos descubren un grave error en predicciones sobre la gran crisis del hielo: "Sobreestimadas"
El estudio ha sido publicado en la revista Nature Communications

El deshielo acumulado en Groenlandia hasta la primera semana del mes de agosto supera ya la fusión total del año 2010(EFE)

El deshielo de Groenlandia, una de las principales preocupaciones climáticas a nivel global, podría no estar avanzando exactamente como se pensaba. Un estudio publicado en la revista Nature Communications sugiere que los modelos climáticos han sobreestimado la escorrentía de agua procedente de la capa de hielo.
Hasta ahora se asumía que la llamada “zona de ablación” —el hielo desnudo, sin cobertura de nieve— enviaba toda el agua de deshielo directamente al océano. A diferencia del firn, un hielo más poroso, se creía que el hielo desnudo no podía retener ni recongelar parte de esa agua. Sin embargo, las nuevas mediciones demuestran que sí puede hacerlo, lo que cambia la forma de calcular la pérdida de masa de la capa de hielo.
El trabajo señala que las estimaciones actuales de escorrentía podrían estar infladas entre un 21% y un 58% durante los picos de deshielo del verano. También concluye que las pérdidas de masa calculadas a partir de satélites se sobrestiman entre un 21% y un 47%, y que la reducción de la superficie de hielo se exagera entre un 14% y un 40%.
Una corrección de estos datos es crucial: el aumento del nivel del mar amenaza a millones de personas. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) prevé una subida de entre 45 centímetros y 85 centímetros para final de siglo, aunque los escenarios más extremos no descartan hasta dos metros. Ese nivel bastaría para inundar zonas costeras de EE. UU., desde Carolina del Norte hasta Florida, así como áreas densamente pobladas como Miami, Nueva York o Long Island.
De hecho, los efectos ya son visibles. En los Cayos de Florida, el incremento de la salinidad marina ha contribuido a la desaparición del cactus de Cayo Largo, incapaz de sobrevivir en suelos cada vez más salinos.
Los investigadores insisten en que trabajos como este son esenciales para refinar los modelos climáticos y planificar con mayor precisión las medidas de adaptación frente al cambio climático.




