4 árboles hermosos pero que pueden convertir tu patio en una pesadilla de la noche a la mañana
No siempre son la mejor elección para un jardín residencial
David McNew
Plantar un árbol de crecimiento rápido parece la solución ideal para quienes buscan sombra inmediata, intimidad frente a los vecinos o un efecto verde llamativo en poco tiempo. Sin embargo, expertos advierten que no siempre son la mejor elección para un jardín residencial: muchas de estas especies crecen demasiado, generan problemas de mantenimiento y, en algunos casos, incluso pueden poner en riesgo viviendas y servicios públicos.
El arce plateado es uno de los ejemplos más claros. A primera vista resulta atractivo por el tono plateado de sus hojas y sus flores rojas en primavera, pero su madera es débil y no tolera bien el viento. Según la especialista Christy Baldini, se trata de un árbol que se rompe con facilidad durante las tormentas y cuyas raíces, al extenderse por la superficie, dañan céspedes, aceras e incluso sistemas de alcantarillado.
Algo parecido ocurre con el sauce, conocido por sus ramas largas y colgantes que aportan un aire romántico a cualquier paisaje. En zonas húmedas puede crecer con fuerza, pero en jardines residenciales suele volverse demasiado voluminoso. Además, produce gran cantidad de hojas que caen continuamente, tiene raíces muy agresivas en busca de agua y muestra poca resistencia a las tormentas o a la nieve.
El álamo temblón, por su parte, es valorado por su espectacular colorido otoñal y su corteza clara y lisa. También contribuye a la biodiversidad y al fortalecimiento del suelo. No obstante, sus dimensiones lo convierten en un riesgo: alcanza fácilmente más de 20 metros de altura y, bajo vientos fuertes, puede partirse por la mitad, con el consiguiente peligro para viviendas y personas.
El pino blanco completa la lista de especies problemáticas en entornos urbanos. Aunque destaca por sus agujas suaves y su imponente tamaño, lo cierto es que se adapta mejor a espacios abiertos donde funciona como cortavientos. En parcelas privadas, sus ramas suelen romperse con las nevadas y heladas, y su mantenimiento resulta complicado una vez dañado.
