Una familia recorre todo el mundo en un año y revelan el destino que se debe visitar una vez en la vida
Este viaje estuvo protagonizado por una familia de Lyon

Viajes de Javier García Veiga / Javier García Veiga

Durante 363 días, una familia de Lyon decidió dejar atrás la rutina para cumplir un sueño: dar la vuelta al mundo juntos. Stéphanie y Grégory, junto a sus hijos Adrián y Mila, emprendieron su aventura el 31 de julio de 2024, recorriendo quince países de América, Oceanía y Asia antes de regresar a casa en julio de 2025.
A lo largo del viaje, compartieron sus vivencias en Instagram bajo el nombre @lesattrapesmonde, donde relataron con fotos y vídeos sus experiencias, paisajes y aprendizajes. De regreso en Francia, la familia no solo conserva miles de recuerdos, sino también valiosos consejos para quienes sueñan con hacer lo mismo.
El destino que les robó el corazón
Tras casi cinco meses en Latinoamérica, la familia puso rumbo a la Polinesia Francesa, donde permanecieron más de un mes. “Fue una experiencia maravillosa. Es eL destino que hay que visitar una vez en la vida”, asegura Stéphanie, de 41 años. Allí descubrieron un entorno de ensueño: lagunas turquesas, playas de postal y una cálida bienvenida por parte de los habitantes locales. “Nos sentimos muy bien allí”, recuerda emocionada. Además, ese viaje tuvo un significado especial para ella, que vivió en Tahití hasta los cinco años. “Pude volver a mi antigua escuela y a la casa donde crecí. Fue muy emotivo”.
Durante su estancia, tanto Grégory como Adrián se animaron a bucear por primera vez, mientras que la pequeña Mila, de seis años, aprendió a nadar y a hacer snorkel “en mar abierto, rodeada de tiburones, delfines y mantarrayas”.
Un viaje sin guion
Desde su primera parada en Brasil, la familia aprendió una valiosa lección: no se puede planificar un viaje de un año al detalle. “Puedes organizarte para unas semanas, pero no para todo un año. No funciona así”, explica Stéphanie. Su consejo para los futuros viajeros es claro: “Haz una lista de países y algunos imprescindibles, pero deja espacio para la improvisación”.
La flexibilidad, dice, fue clave. “Hay que escuchar los deseos y el cansancio de cada uno. A veces cambiábamos los planes sobre la marcha”. Por ejemplo, decidieron acortar su estancia en Camboya para disfrutar más tiempo en Australia, y así adaptarse al ritmo del viaje y de sus hijos.
La experiencia menos ideal
No todo fue idílico. Inspirados por las redes sociales, decidieron recorrer Nueva Zelanda en furgoneta durante 23 días, pero la realidad resultó más complicada de lo esperado.“Pensábamos que podríamos acampar libremente en cualquier sitio, pero las normas son muy estrictas y acabamos multados varias veces”, cuenta Stéphanie entre risas. “Los paisajes son espectaculares, pero en familia y con poco espacio, se hace difícil”.
Su recomendación, tras la experiencia: optar por una autocaravana si se viaja en grupo. “Tener más comodidad y espacio marca la diferencia. En una furgoneta, con niños, uno se siente apretado enseguida”.
Un año que les cambió la vida
Tras casi un año explorando el mundo, la familia regresó con una nueva perspectiva: vivir con menos, disfrutar más y valorar la libertad. Hoy, comparten sus aprendizajes en redes y animan a otras familias a lanzarse a la aventura.
“Viajar así te enseña a soltar el control, a confiar y a disfrutar de lo inesperado”, resume Stéphanie. “Fue un año que nos unió más que nunca. No cambiaríamos nada”.




